jueves, 28 de febrero de 2008

Una plataforma para los que no se tapan la nariz

Esa mañana de lunes me reunía en el hotel Canciller Ayala de Vitoria con los promotores de la Plataforma por la Libertad de Elección, una asociación que acaba de nacer en esa ciudad y se está extendiendo como una mancha de aceite por la Comunidad Autónoma Vasca. Ya cuentan con un grupo de afines en Vizcaya.
- Hay un acto convocado por el pepé en este mismo hotel. No nos eches la culpa de eso -me previenen de forma jocosa.
Yo también sonrío. "He sido yo el que ha sugerido el lugar", les digo.
Se trataba de mantener la primera reunión oficial entre esa plataforma y un partido político. Antes se han visto con el Ararteko, con los sindicatos CCOO y UGT y después vendrán los otros partidos.
Incluso se han encontrado con el Lehendakari, por la calle, y le han pedido una entrevista oficial.
- Hay que pedirla por escrito -les ha dicho. Y yo intuyo el gesto adusto del personaje. A Ibarretxe no le gusta que haya gente que tenga una opinión diferente a la suya. He llegado a la conclusión de que no lo comprende.
Están luchando contra un decreto del Gobierno Vasco que supone, en la práctica, la desaparición del "modelo A" en la escuela vasca y que establece la educación en castellano con asignatura de euskera.
El nacionalismo ha hecho de la enseñanza su frente de combate más característico. Cancelada la reivindicación étnica les queda el idioma, aunque apenas hablen euskera un 10% de los alaveses. El idioma... y la historia y la geografía y la cultura que se enseñan en los colegios del País Vasco, que están todas hechas de referencias locales y desconectadas de toda idea nacional, desde el castellano a las cuevas de Altamira, pasando -o sin pasar, todo depende del sentido que le adjudiquemos al verbo- por los Reyes Católicos y el descubrimiento de América; salvo quizás la gesta específica de un Lope de Aguirre, ese vasco colérico y ensimismado en sus delirios. ¿Ha sido el personaje de la película de Werner Herzog reivindicado como precursor del nacionalismo? Animo a mis infatigables amigos del blog a que me ilustren respecto de este particular.
Y en ese frente de adoctrinamiento los centros que funcionan bajo concierto constituyen un terreno privilegiado. Utilizan unos recursos económicos -cuya justificación debería ser meramente compensatoria por los impuestos devengados por los padres y no utilizados, por no enviar a sus hijos a la escuela pública- para cerrar un modelo de país en el que el idioma sea el artificio de la no comunicación, la impostura de la relación entre quienes no lo han hablado y no lo quieren hablar y la lengua vehicular por la que apenas hay gente que quiera circular.
"Prefiero a un negro-negro, con tal de que sepa euskera", dijo una vez Arzallus. Podríamos decir que el euskera os hará vascos, cueste lo que cueste, claro; lo mismo que el trabajo haría libres a los concentrados en los campos nazis.
Alguien pensará que odio al euskera. No es verdad. Lo chapurreo con mi hija porque a ella le encanta, lo que me parece fenomenal. Más bien se podría decir que son los nacionalistas quienes lo están destrozando, convirtiéndolo en un idioma obligatorio, y por eso, antipático, además de la intrínseca dificultad que tiene su aprendizaje.
Será el tiempo el que diga quién tiene la razón en todo esto.
- ¿Que hubiera sido si no llegamos a constituirnos?, me pregunta Belén Pérez, una de las más activas promotoras de la Plataforma-. ¿Que se hubiera impuesto el decreto?
Cae un ominoso.silencio sobre los 4 reunidos. La política vasca se encuentra demasiado adocenada y la sociedad civil está confusa cuando no le ocurre que se ve sustituída por los mismos partidos que dicen defenderla. Por eso mismo, la sola constitución de esta plataforma supone la evidencia de unos padres con que no se tapan la nariz y que aceptan las imposiciones, sino que dan la cara y se enfrentan con el nacionalismo obligatorio en este crucial aspecto.
Por fortuna ellos han preferido el trabajo al descanso y ya se les ve agobiados y sin apenas resuello. Pero me transmiten un enorme ánimo para afrontar esta tarea.
Los 3 padres de la plataforma me enseñan una noticia del diario "El Mubdo": a los niños de un colegio de Vitoria les han presentado un documento para validar su "compromiso con el euskera" -en qué momentos van a expresarse en ese idioma a lo largo del día-. A eso el Departamento de Educación lo llama "normalización lingüística"...
Alguien les ha sugerido que envíen a sus hijos a estudiar a Miranda o a Logroño. Pero no están dispuestos. Empezarían a perder su batalla. Otros les proponen que agrupen a todos sus hijos y creen el colegio que a ellos les guste. Tampoco es esa la solución.
Están dispuestos a presentar la pelea en el mismo corazón del sistema. Centro por centro, defendiendo sus derechos.
Yo les digo que estamos con ellos. Lo mismo que declaré hace dos sábados en un mitin en esta misma ciudad. Y que los demás partidos -el pepé, el pesoe- no atacan la raíz del problema que es la necesaria devolución de las competencias educativas al Estado, única forma de evitar el ninguneo que se está haciendo al castellano en este país -en el conjunto de España, y en el País Vasco de manera muy especial.
La reunión concluye cuando el presidente del PP alavés viene a saludarnos. Luego llegaría la siempre encantadora Pepa Lafuente, Santi Abascal, mi ex compañero de escaño Iñaki Oyarzábal y el habitualmente adusto Leopoldo Barreda.
Era mi antigua y vieja organización que se hacía presente junto a este nuestro nuevo partido en la encrucijada de unos padres presionados y agredidos por el sistema educativo nacionalista, pero para nada acobardados o irresolutos.
El tiempo les dará la razón. Siempre que su espíritu de lucha les siga acompañando y que no cejen en el intento.
Trabajaremos juntos.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Un debate evanescente

Este es un comentario sobre pedido, como les ocurre a las empresas con sus clientes más conspicuos. Se lo debía a Lois, que es una adquisición de esas que la política -y la vida- te proporcionan en raras ocasiones, y se lo pago ahora, por lo menos en esta mínima proporción.
Empezaré por decir que Mariano Rajoy es un buen tipo. Le conocí en Bilbao, cuando él era Vicesecretario General del PP y yo Secretario General de ese partido en el País Vasco y los dos fuimos co-directores de campaña en las autonómicas del año '90.
Es un gallego de esos que nunca sabes si está entrando o saliendo, subiendo o bajando. Tiene sentido del humor, es irónico y una excelente alternativa para tomar unas copas y reírte con sus ocurrencias.
Mariano es un buen tipo, pero no hizo un buen debate.
No soporta el primer plano. Los vidrios de sus gafas devuelven el resplandor de los focos de las cámaras de televisión; y sus ojos, agrandados por las lentes, parecen salírseles de la cara. Tampoco lo que dijo en su primera intervención resultó especialmente memorable.
En el cara a cara que le siguió estuvo mejor. Claro que leyó demasiado, abrumó con datos y exhibió mal a cámara los cuadros estadísticos que llevaba preparados. Por cierto, ni él ni Zapatero utilizaron los datos para corregir los errores del contrario, más bien los emplearon como armas arrojadizas, viniera o no a cuento con la parte del debate que se estaba ventilando en ese momento.
Con todo, las estadísticas -como los árboles, que no dejan ver el bosque- velaron en el discurso de Rajoy al hombre de la calle. Y eso que habló de los precios del pan, de la leche y de los huevos. Pero siempre con estadísticas. Y recuerdo lo que decía Benjamin Disraeli acerca del asunto: "There are three kinds of lies: lies, bloody lies and statistics". De manera que las estadísticas ocupan el lugar de las más nefandas mentiras. Y a nadie hay que explicarle qué está pasando con el precio del pan o de la leche, si se han encarecido en un 10 ó en un 15%. Ya sabemos todos que han subido una barbaridad.
Zapatero le acusó a Rajoy del "redondeo" que tuvo lugar de forma inmediata al nacimiento del euro, y que ha sido una de las situaciones inflacionarias más importantes de los tiempos recientes, que aún no se ha trasladado plenamente a los salarios. Rajoy acusó el golpe.
El candidato que viene de la oposición no presentó alternativas, lo cual confirmó la validez -presunta- de las políticas del Gobierno. Atizó en el saco de la emigración un injusto sinnúmero de palos, como si esa tan a menudo pobre gente fuera la causa de todos nuestros males. Aceptó sin apenas rechistar que el precio punta de la vivienda en España se había producido en la época en que gobernaba Aznar, cuando todo el mundo sabe que ha seguido subiendo hasta el reciente pinchazo de la burbuja inmobiliaria y a consecuencia además de la recesión importada de los Estados Unidos. Defendió la idea de España sin convicciones y quedó de mal autonomista. de intransigente y de inconsecuente. Y cuando le correspondió la defensa de su asunto estrella -el terrorismo- sólo consiguió un raspado empate, mareado por las acusaciones de Zapatero de haber recortado el número de agentes del orden cuando fue Ministro del Interior y de no haberle seguido en su negociación con ETA.
Sin embargo, pese a sus titubeos y vacilaciones, Rajoy mejoró algo a medida que transcurría el debate. Pero en su última intervención cambiaría de repente el mejor desarrollo de su discurso con el que había memorizado previamente. Hizo aparecer a una niña -¿por qué no un niño?. Mi amiga Montse me dice que estaba esperando a que se pronunciara en contra de la ablación del clítoris- y cerró su discurso con la misma distancia de la realidad con que lo empezó.
Zapatero, en cambio, estuvo bien cuando concluyó diciendo que él no puede garantizar el éxito de todo el mundo, pero sí que todos tendrán las mismas oportunidades y que los que se queden en el camino contarán con el amparo del Estado. Aunque sea eso lo que precisamente no ha practicado su gobierno: los españoles somos, hoy en día, mucho más desiguales ante la ley que lo éramos hace 4 años -entre otras cosas porque hay muchas más leyes que nos trocean, nos dividen y nos hacen más egoístas e insolidarios.
Podría ahora referir la suma de asuntos que no se tocaron o se acometieron con insólita levedad. Pero no merece la pena. La vieja política española y los viejos políticos dan de sí lo que dan. Muy poco.
Zapatero salió de rositas, a pesar de una pésima gestión; y Rajoy con su traje azul -que sólo mejoraría un chófer de Cajamadrid -Montse "dixit"- quedaba a la espera de encontrarse con el candidato que todavía no es. ¿La próxima semana, quizás?
Claro que ese "buenas noches y buena suerte" del Presidente no le acerca precisamente al George Clooney de la película del mismo nombre, salvo que lo haga en forma del evanescente cigarrillo que ese actor llevaba siempre entre los dedos cuando le iluminaban las cámaras.

martes, 26 de febrero de 2008

Carta abierta a mis electores

(Página web de UPyD) Estimado ciudadano,

No sé si ha decidido ya el partido politico que va a disfrutar de su confianza en los próximos 4 años. En cualquier caso usted tendrá el 9 de marzo a su disposición una papeleta de Unión, Progreso y Democracia que yo mismo encabezo por la provincia de Vizcaya.
Siempre he creído más en la figura del "diputado de circunscripción" que en la de "diputado del psrtido". Sin embargo, en España, los diputados son más de los partidos que de sus votantes, por eso nadie los conoce.
Durante una buena parte de mi vida he asumido cargos de representación. En todas las ocasiones he puesto por delante los intereses de los ciudadanos que me han elegido antes que los del partido que me acogía en sus listas -cosa que no siempre gustaba a ese partido.
Estoy convencido de que no van a producirse desencuentros entre UPyD y sus votantes, porque este partido ha nacido para abrir la democracia a la participación de los ciudadanos y no para utilizar la democracia en beneficio del propio partido..
Por supuesto que me comprometo a defender el programa que ha presentado UPyD a estas elecciones: forma parte de un contrato y es un compromiso con usted. Yo recibo su voto y, en consecuencia, trataré de poner en práctica los aspectos contenudos en ese programa.
Pero quiero comprometerme a una cosa más. No voy a pedirle ahora su voto y olvidarme de usted a partir del día 10 de marzo. De manera que, en el caso de que salga elegido diputado, me comprometo a publicar en la prensa durante la semana siguiente a mi elección un número de teléfono para que usted se mantenga en comunicación conmigo si así lo desea. Seré yo mismo quien le conteste o le devuelva la llamada, sin intermediarios. Y me comprometo a reunirme con usted tan pronto como nos sea posible, a usted y a mí.
Lo he hecho siempre, a lo largo de toda mi vida como miembro de algún órgano representativo; desde 1.983 hasta el pasado mes de noviembre. Y lo seguiré haciendo a partir del día 10 de marzo si, con su ayuda, salgo elegido.
No todos los problemas se resuelven en el Congreso. Hay muchos para los que son competentes las autonomías, las diputaciones y los ayuntamientos. Pero no por eso dejaré de atender a su problema y buscarle una solución, si me es posible.
Le animo a que nos vote. Por primera vez en muchos años tenemos la oportunidad de cambiar las cosas en España, con un partido que es seguramente como usted: abierto, progresista y con ganas de renovar.
Muchas gracias por su atención.

Fernando Maura Barandiarán
Candidato al Congreso por Vizcaya de Unión, Progreso y Democracia

lunes, 25 de febrero de 2008

Una aproximación a mi vida

(Escrita para la página "web" de UPyD)

Nací en abril de 1.955 en una clínica de Bilbao. Tengo por lo tanto 52 años. Estudié en el colegio de los Agustinos y el bachillerato en los Jesuítas.
Mi primer contacto con el mundo de la política se produjo en el ambiente familiar. Mi padre -liberal bilbaino- era nieto de don Antonio Maura, que fuera presidente del Consejo de Ministros en 5 ocasiones bajo el reinado de don Alfonso XIII.
En los últimos años de mi bachillerato participé en encuentros político-religiosos en la bilbaina parroquia de San Fernando. Allí se preparaba una "misa de la juventud" los sábados por la tarde. Los grupos organizadores teníamos una ficha abierta en los archivos de la policía en la que se nos acusaba de filo-comunistas.
Estudié Derecho -especialidad económica- en Deusto, otra vez con los Jesuítas. Fui delegado de curso desde el segundo de la carrera hasta su conclusión. Formé parte de la Organización de Estudiantes de Deusto y ayudé a crear Juventudes Socialistas y el PSOE en esa Universidad.
En el primer Congreso de la organización juvenil socialista, tolerado por el gobierno de Adolfo Suárez, fui elegido miembro de la ejecutiva, desempeñando las responsabilidades de secretario estudiantil y municipal.
Concluído el mandato congresual y el servicio militar, y en medio de una crisis de identificación con algunas prácticas desarrolladas en el PSOE y su organización juvenil -que con el paso del tiempo tenderían a incrementarse-, empiezo a prepararme para opositar a la Escuela Diplomática, pero ETA asesina al socio de mi padre -Enrique Aresti- y vuelvo a Bilbao a principios de los '80 para hacerme cargo del negocio familiar, una agencia de seguros. Luego sería elegido miembro de la ejecutiva del Bureau International des Producteurs d'Assurances et des Reassurances, con sede en París. Más tarde fui director regional de La Unión y el Fénix en el País Vasco. .
Empiezo a conectar con los grupos liberales bilbainos y en 1.982 me presento candidato por el PDL -presidido por Antonio Garrigues Walker- al Senado por Guipúzcoa. En 1.983 fui elegido concejal por el partido liberal para el Ayuntamiento de Bilbao.
Me casé en 1.984 con Anneli Lipperheide -sobrina de un secuestrado por ETA- que falleció en noviembre de 2.002. Tuvimos una hija que tiene ahora 20 años.
Participé con Jaime Mayor Oreja en la refundación del PP en el País Vasco, fui secretario general del partido en esa región y parlamentario vasco desde 1.990 hasta el pasado noviembre en que entregaría mi acta para vincularme a UPyD.
En el Parlamento he sido portavoz suplente y de las áreas de Hacienda, Industria, Empleo, Asuntos Sociales y Cultura. Presenté la moción de censura contra el Lehendakari Ibarretxe
He participado en ¡Basta Ya!, soy patrono de la Fundación para la Libertad, he sido directivo de la Sociedad liberal El Sitio. He escrito artículos para El Correo, El Mundo, ABC y medios de la prensa aseguradora. Y he publicado varias novelas, un ensayo y un libro-testimonio.

domingo, 24 de febrero de 2008

Camino al pueblo

Apenas unas horas de descanso después de la pegada de carteles por Bilbao, con la que dábamos comienzo a la campaña, para reunirme a las 9 de la mañana con Miguel Angel Puentes, presidente de la asociación que tiene como nombre el título de este comentario.
Puentes tiene su oficina en Recalde, junto al puente -no faltaría más- y me recibe vestido de chaqueta de color "beige" y camisa negra cuyos faldones le caen por encima de unos pantalones de color tierra. Por detrás de la cabeza le asoma una coleta. Miguel Angel es escultor y cree que Jorge Oteiza es lo mejor que ha producido el arte vasco contemporáneo. Es colombiano.
Nos sentamos alrededor de una mesa redonda en un local de oficina junto a la puerta. Del interior surge una animada música latina. Estamos en la emisora de "Radio Candela".
- Antes de empezar en este proyecto vimos que a los latinos nos gusta el "pop" latino y a los locales el "pop" español -me explica Miguel Angel Puentes-. De modo que hicimos una integración de las dos músicas. Cada 3 canciones latinas ponemos una española. Nos escuchan 60.000 personas entre semana y 80.000 los fines de semana.
Está muy preocupado por las cosas bien hechas. "Cuando no hay profesionalidad se nota", dice. "Nosotros le damos mucha importancia a la producción de los programas".
Les cuesta unos 2.500 euros mensuales el uso de los materiales necesarios para emitir todos los días y las 24 horas. Se financian a través de anuncios de pequeñas empresas y negocios privados -locutorios, organizaciones para el envío de de fondos a los países de origen de los latinos...- y de subvenciones oficiales y para-oficiales -como la BBK.
Tienen en fase de proyecto la realización de algún programa de televisión y de emitir noticias en su radio. “¿Una televisión local? ¿Por qué no?” –parece soñar Fuentes-. Pero para ahora resulta un sueño poco menos que imposible.
Hablamos de la integración de los latinos en el País Vasco y Miguel Angel Puentes me advierte de algúna característica diferencial entre la cultura existente en sus países de origen y la de aquí.
- En España se está poniendo en tela de juicio la autoridad de los padres -me dice-. Cuando nuestros hijos vuelven a casa actúan de la misma manera que observan en los chicos de aquí y eso crea problemas en nuestras familias. También notamos que hay una excesiva permisividad ante la droga -concluye.
Así nos ve. Yo le explico brevemente en qué consiste UPyD. No sé si le defraudo un poco porque cuando me entregaba un "dossier" de la emisora me decía:
- En la última página están los precios para las cuñas.
"No es el momento -me digo a mí mismo-. Con una campaña pagada a escote entre todos los asociados...".
Me voy al periódico "El Correo", a recoger un sobre de la sección de hemeroteca. A la salida, un periodista de la casa se detiene a hablar conmigo.
- Estoy harto de identidades, de unos y de otros. Os voy a votar -me dice.

sábado, 23 de febrero de 2008

Encuentro con un nacionalista que se abrió al constitucionalismo

Lander Machimbarrena -es un nombre supuesto, en este país es preciso mantener la reserva, especialmente cuando se habla claro- pasó de ser rival político a confidente en las cuitas políticas. Hoy pienso que ya puedo llamarle amigo, y no con esa ligereza tan española a la hora de elevar al rango de amistad lo que es mero conocimiento -nos parecemos a Roberto Carlos y lo superamos además: "yo quiero tener un millón de amigos..." Los españoles somos amigos de todo quisque- Para Machimbarrena las palabras definen significados precisos, porque Lander Machimbarrena es vasco de caserío, y pasado por la ilustración de la filosofía, con lo que conserva la gravedad y la distancia a pesar de ese aspecto de niño grande y del copete que sería el de Tintin si no se lo peinara con energía y lo aplastara sobre su cráneo en una permanente reivindicación de su madurez.
Me cito con Lander Machimbarrena una vez por trimestre para comer y darle un repaso a la situación. Es él más bien quien analiza las cosas y yo escucho... y aprendo, que no es poca cosa en los tiempos que corren.
Nos vemos en el comedor de la Sociedad Bilbaina, en cuyo Bar Inglés merodea la gente de esta villa dispuesta a compartir un aperitivo y una charla rápida.
Entra Juan Achúcarro, que fuera mi jefe de filas en la candidatura al Ayuntamiento de Bilbao en 1.983. Nos saludamos y nos sentamos en la misma mesa. Llega Luis Aldecoa, cuñado de Juan, que hojea el ABC mientras me formula preguntas ocasionales. Juan está aburrido de lo que ve y me anuncia su propósito de votar a UPyD.
Llega Lander Machimbarrena, hago las presentaciones y subimos al comedor. Está saliendo de la segunda planta del club ese liberal bilbaino, de polifacétismo cultural y vehemente que es Alfonso Carlos Saiz-Valdivielso. Me espeta su decisión de votar la candidatura que encabezo.
Después de elegir el menú le recuerdo a Machimbarrena las circunstancias de nuestro último encuentro: mi incomodidad en el grupo parlamentario y en el pepé y mi voluntad de dejarlo una vez que concluyera la legislatura.
- Lo he anticipado un año -le digo- para colaborar con este proyecto transversal que me parece sumamente atractivo. Un año antes o menos, porque en este 2.008 habrá autonómicas.
- Ibarretxe hará lo que le dejen hacer -me responde-. Pero sería una locura que el PNV rompiera con la legalidad democrática por primera vez en toda su historia, lo mismo que el Lehendakari,.¿Cómo se puede recibir toda la legitimidad de un sistema e ir en contra de ese mismo sistema en una propuesta que es totalmente anti constitucional? Si está convencido de que es eso lo que quiere hacer, que lo haga desde la oposición -dice.
- En el fondo, se trata de tirar otros cuatro años más -le sugiero-. Ibarretxe parecía amortizado después de las anteriores autonómicas y ahora ha vuelto a hacerse con la confianza del partido.
- No sabe hacer otra cosa.-me dice Lander Machimbarrena-. Creo que no ha trabajado ni seis meses en la empresa privada. Cuando tengo alguna duda respecto de los comportamientos de las personas observo su trayectoria profesional: cuando sólo se han dedicado a la política entrarán siempre en lo que se les ofrezca...
Divagamos sobre la posible presidencia para Ibarretxe de una eventual caja de ahorros vasca unificada, que ve lejana. Y la divagación nos lleva a la ausencia de los debates que importan: la política financiera, la energética...
Y de Iberdrola regresamos al PNV.
- El problema es la lucha que existe en ese partido -me dice Machimbarrena-. Y Urkullu no es hombre de convicciones. Es una persona excelente, pero en cuanto rascas un poco le sale el sentimiento sabiniano.
- ¿Pero el PNV no está amagando con la amenaza soberanista sólo para jugar al victimismo y prolongarse en el poder? -le pregunto. Vivimos mundos tan separados que los constitucionalistas no sabemos nada de los nacionalistas, y supongo que estos se encuentran en una situación similar respecto de nosotros. Lander Machimbarrena ha vivido en los dos mundos.
- No -me contesta resueltamente-. Como sabes yo soy de caserío y mi representación del paraíso es el caserío de mi abuela. Como en todo caserío teníamos un perro que estaba atado, y eso le enardecía y fortalecía sus instintos salvajes. En cuanto podía se escapaba al monte, donde estaban las ovejas. Volvía siempre con el morro manchado de sangre. Y mi tío decía: "A este perro hay que sacrificarlo. No tiene cura. En cuanto que han probado la sangre vuelven siempre a por ella". Eso mismo le pasó al nacionalismo en Lizarra -afirma Lander Machimbarrena-. Sólo le salvaría una autocrítica a la que siguiera una refundación del partido, pero no están por la labor...
- Eso que dices es terrible -le digo.
Hablamos de Rajoy y Zapatero, de la importancia que van a tener los debates en esta campaña y de la escasa salud del constitucionalismo vasco, con un PSE-PSOE medio roto por el presidente y un PP que sólo se dedica a cascarle.
- ¿Cómo pretende gobernar con el PSOE si se comporta de esa manera? -se pregunta Machimbarrena.
Está de acuerdo con el diagnóstico que hacemos desde UPyD, pero cree que el sistema electoral español es muy cerrado y que las cosas están muy igualadas, por lo que no tenemos mucho hueco.
Nos despedimos. Anticiparemos nuestra próxima cita al mes de marzo para leer los resultados de las elecciones y hablar de lo que viene por delante.

jueves, 21 de febrero de 2008

Bolivianos en Euskadi

Hay una sociaedad que emerge de las pateras, de los billetes de clase turista en los vuelos comerciales o de los autobuses que vienen de los países del este. No existe en ninguno de esos casos billete de vuelta, no hasta que se lo puedan pagar. Quienes así llegan se convierten muy pronto en gente sin papeles que es como decir -con palabras antiguas- gente sin ciudad, que no ha adquirido aún la condición ciudadana y a la que le adjudicamos muchas veces la malvivencia del hacinamiento en habitaciones pestilentes por el "módico" precio de 300 euros mensuales.
Esas pateras surcan el mar, pero se parecen como una gota de agua a otra a aquélla camioneta Ford que era la vivienda ambulante de toda una familia expulsada de su hogar a consecuencia de la Gran Depresión. Deberían reponer en los colegios y en las escuelas, programar -al menos- en los canales públicos de televisión, la excelente película de John Ford "Las uvas de la ira" -lo mismo que recomendar la novela en que está basada el film, escrita en 1.939 por John Steinbeck- y contemplar la dignidad que tiene muy hondas raíces éticas del personaje que encarna Henry Fonda.
Es la misma dignidad que demuestra Jaime Núñez, presidente de Arbolbi, que es la asociación de inmigrantes bolivianos que existe en el País Vasco, con quien me reunía esta misma semana.
Mis primeras palabras contienen el acento de la disculpa. Me parece que debo empezar mi reunión con ese investigador de la UPV que tiene rasgos indios mostrando mi preocupación ante una campaña electoral que se anuncia atizando el racismo y la xenofobia, que es como atizar los rescoldos de los miedos inveterados de nuestras acomodadas clases medias para estimular en ellas un fenómeno que se producirá el 9 de marzo, un simple voto, pero cuyos perversos efectos van mucho más allá.
- Estoy muy preocupado por lo que está pasando. Yo había percibido esta deriva reaccionaria en el partido en que militaba y, también por eso, me vine a UPyD -le digo mientras que Núñez cabecea afirmativamente ante mi reflexión-. La emigración es sólo una consecuencia de nuestra decisión de no querer tener hijos, de no querer tampoco ocuparnos de nuestros mayores y de haber creado una sociedad que rechaza los puestos de trabajo más duros y peor remunerados.
Hablamos del colapso en los servicios de urgencia de los hospitales, y Núñez me dice que a ninguno de los inmigrantes le interesa ponerse enfermo, porque vienen aquí a trabajar. Y yo recuerdo que existe una encuesta según la cual tres de cada cuatro emigrantes establecidos en España, trabajan. Y de las ayudas sociales, para Jaime Núñez se trata de otro mito:
,- No pueden vivir de eso por mucho tiempo. Se quedan sin contrato y se tienen que marchar -me dice.
Es un viaje de ida y vuelta el de esos 6.000 bolivianos que residen en el País Vasco -me explica Núñez-. Pero hay veces en que el regreso a sus pueblos y ciudades de origen se produce en un ambiente en el que apenas queda otra cosa que el recuerdo: las familias, los amigos partidos y los viejos paisajes que no cambian, donde se crece poco o nada y el desarrollo se agota ante la corrupción política, lo mismo que la flor perece dentro de una campana cerrada y opaca, sin agua y sin luz.
Entonces algunos prefieren volver. Ya se han hecho a nuestras costumbres, y lo más importante, un hueco en nuestra sociedad. Pero por el momento son una minoría. Sólo unos 500 tienen la nacionalidad española.
"Hay que cambiar muchas mentalidades -me dice-. Empezando por la de terminología: la palabra 'emigrante' por el tiempo pasado 'emigrado'. A un turista no es preciso integrarle –continúa Jaime Núñez, porque está de paso. No importa cuánto tiempo, nosotros nos quedamos aquí".
Decimos -a veces, sólo a veces- palabras bonitas pero que no se soportan en la realidad. Jaime Núñez hace una crítica al Gobierno Vasco y a su Foro de la Emigración: No les pagan los viajes, pero los suyos sí. Dicen que quieren desarrollar proyectos conjuntos, pero sin remunerarles
Jaime Núñez conocía ya a UPyD, había participado en alguna de nuestras reuniones y le había sorprendido que no habláramos de emigración. Le hago ver el hecho de nuestra juventud como partido y del interés por mantener niveles conjuntos de colaboración.
- ¿Con voz? -me pregunta este boliviano harto quizás de promesas huecas formuladas por políticos que sólo piensan en el voto.
Le digo que yo mismo ofrecí a una emigrada colombiana un puesto en nuestra candidatura al Senado. Y como no quiero que piense en un intento de instrumentalizar a su asociación por parte de UPyD le propongo que nos volvamos a ver después de las elecciones. Y le parece bien.
Ha recibido por lo menos 5 llamadas desde que empezara nuestra reunión. La última es por lo que se ve recurrente, una cita que le reclama.
- Estoy en el metro -dice-. Una parada nomás.
Y abandona el hotel con un paso muy vivo.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Herencias que hacen pulso

Pilar tiene ganas de vivir. Sé que me repito, que ya lo he dicho otras veces. Pero en su caso es muy importante, especialmente para ella. A los demás la vida se nos presenta sin que, en apariencia, tengamos que hacer apenas ningún esfuerzo por dotarla de continuidad. Sólo en algunas ocasiones aparece una ligera depresión, disfrazada de pereza, que te pide que te quedes en la cama media hora, una hora más, cuando tú mismo notas que ya has dormido el tiempo suficiente, y es que han pasado la noche y el sueño, pero no el cansancio.
Pilar sabe que es la vida lo único que tiene, aunque se le escurra -a todos se nos va- como el agua que nuestros dedos, por muy pegados que estén, no pueden contener.
El más allá es para ella -quizás- una quimera, una ilusión. ¿Piensa en un encuentro?. ¿En qué pensará Pilar cuando se queda de repente ensimismada? ¿En la visita que recibirá por la tarde, o la mañana siguiente? Es posible. Pero es seguro que también pensará en su madre, que se fue hace cinco años cuando "una vez más la barca del amor -su barca- se estrelló contra la vida cotidiana", como escribió Maiakovski en su último poema, que era también su carta del adiós definitivo. ¿Piensa Pilar en su madre y en el encuentro con ella?
Pero, no. Pilar se resiste a dejarse llevar y se aferra a su cama de hospital como una lapa. Esta es la vida que me ha tocado vivir, te dice con esos ojazos que, cuando te miran desde su inmensa luz interior, te devuelven todo ese brillo que está en las palabras, en los hechos, de las personas auténticas. Como lo era su madre: una barca de amor navegando por este mar plagado de incertidumbres y de odios y que a veces parece no tener salida.
¿Pensará Pilar en la culpa de lo que le ocurre? Como su madre lo hacía, cuando le dijo a Juan Bas que ella sí, que ella creía en Dios, sólo para maldecirle por la putada que le había hecho. Y cuando Juan me lo recordaba yo me veía tatareando los heréticos versos del "La prière" de Georges Brassens, cuando decía:

"Par les quatre horizons qui crucifient le Monde
Par tous ceux dont la chair se déchire ou succombe,
Par ceux qui sont sans pieds, par ceux qui sont sans mains
Par le malade que l'on opère et qui geint,
Et par le juste mis au rang des assasins
Je vous salue Marie"..

Pero Pilar no maldice, sólo le tiene manía a ese burócrata de Dios que pasea por entre las camas de los enfermos de ese hospital, porque se lo merece: ha convertido la espiritualidad de la religión en un simple conjunto de instancias y pólizas.
Pilar ha vivido siempre la limitación de su tetraplejia. Y cuando ve cómo corre, como camina, cualquier persona que la visita, se le ocurre que es como en "Peter Pan": que sólo hace falta que Campanita te derrame ese polvillo de oro y que pienses en algo encantador para que te pongas a volar, siempre en dirección a la segunda estrella a la derecha, Pilar, que es allí donde te espera tu madre, en el caso de que algún día se te ocurra volar, que yo quisiera muy lejano, que no llegara nunca.
Se le parece mucho, lo mismo que su madre se parecía -dicen- a la suya. En la obsesión de sus ideas, de sus querencias, de sus ineluctables elecciones y decisiones. A Pilar.la han cambiado de respirador y ella no se encuentra cómoda. -¡Debe ser terrible depender de una máquina para seguir viva!- Y Pilar lucha contra la máquina, y claro respira peor, y se encuentra mal. Sólo cuando, derrotada por el combate, y agotada se duerme, se produce la reconciliación entre la mujer y la máquina, esa compañera que le mete el oxígeno que Pilar necesita, en los tiempos programados, aunque ella no lo quiera en ese preciso instante. ¡Qué difícil es tu juego! Adaptarse a la máquina para después ser capaz de sonreír y hacer como que entona una canción y -a veces- poner los labios como diciendo "te quiero" y darte un beso. Debe ser muy difícil tu vida.
Pero sabrás resolver, Pilar, esta compatibilidad que resulta tan incompatible. Lo mismo que en muchas, demasiadas ya, otras ocasiones. Le quieres tanto a la vida, a tu vida, como para que puedas permitirle a tu obsesión -extralimitada, destructiva- que gane la partida.
En el pulso de tus herencias, has ganado siempre Pilar, Y no existe vida tan plena, pienso yo -aunque se trate de una paradoja- que esta vida tuya que renace siempre de la victoria de cada día, de cada hora, sobre todas las adversidades. Y es que nada de lo que nada cuesta parece que ha merecido la pena.
Porque tus veinte esforzados años de vida, Pilar, te los has ganado a pulso, minuto a minuto.

martes, 19 de febrero de 2008

Salvados del naufragio

Ocurrió en la cena que Plataforma-pro organizaba el 7 de septiembre pasado en San Sebastián. Presentaron la iniciativa, que muy pocas semanas después cristalizaría en Unión, Progreso y Democracia, Rosa Díez y Fernando Savater.
En la sobremesa se abrió un coloquio. Recuerdo que uno de los primeros en intervenir fue un señor de mediana edad, buena pinta y discurso fluído:
- Vengo de Segovia -explicó-. Y debo decir que yo siempre he estado con los perdedores: Fui fundador del Partido Liberal con Joaquín Satrústegui, no acepté sumarme a la UCD, estuve en la "operación reformista" de Miguel Roca, no he votado nunca al pepé y ahora quiero que este proyecto salga adelante y lo voy a apoyar.
Rosa Díez le contestó con mucho cariño, pero yo me hundía en mi asiento pensando que aquél señor tan gafe acabaría con nuestro proyecto casi antes de que este naciera.
Pasó el tiempo y tuve la oportunidad de verle de nuevo en la sede del partido de la calle Orense. A veces me hablaba de Ramón Churruca y de su relación con algún otro liberal bilbaino.
Y con las semanas y las dificultades la gente de UPyD se crecía, y a pesar de la carencia de medios presentábamos candidaturas en todas las provincias y poníamos a punto la campaña.
Aquel señor de la cena de San Sebastián no estaba haciendo mérito por fortuna a su tradición destructora de proyectos políticos.
Ramón Marcos me llamaba el viernes 8, cuando yo viajaba hacia Andoain para asistir al homenaje que dedicaríamos a la memoria de Joseba Pagazaurtundúa.
- El viernes que viene va a Bilbao un empresario, que nos está ayudando mucho, para empezar a organizar la subasta de los dos cubos que ha donado Agustín Ibarrola al partido -me dijo Ramón-. ¿Podrías acompañarle a Oma, a su caserío?
Le dije que ese día tenía un compromiso, pero que le daría prioridad a lo que me pedía.
Félix Ortiz llegaría en un avión procedente de Madrid sobre las 11'30 del siguiente viernes. Yo le esperaba en el bar exterior del aeropuerto, tomando un café.
Cuando Félix se acercó para saludarme yo advertí que se trataba del mismo señor que apenas cinco meses antes había conseguido que asomara en mis labios un rictus de preocupación. No por el romanticismo político que esa persona llevaba ampliamente acreditado -creo que hemos colocado en la puerta de la sede un cartel que dice: "Los que piensen que aquí les daremos un puesto de trabajo que se abstengan de entrar"-. Desde luego que no, el entusiasmo y no los recursos conforman nuestra cualidad común. Mi desconfianza partía del "mal fario" que una carrera política repleta de fracasos podría gravitar en un nuevo y sonorio fiasco el 9 de marzo.
Comimos con los Ibarrola y con Rodolfo Laiz -que trocaba sus instrumentos profesionales no por los políticos sino por una cámara de fotos con la que haría el reportaje de los cubos- en el restaurante del hotel Ercilla.
Los Ibarrola hablaron de muchas cosas, algunas de ellas ni siquiera me las habían contado a mí, a pesar de las horas de grabación que Agustín me ha dedicado para recoger sus recuerdos con destino a la futura fundación que llevará su nombre. A Félix Ortiz se le veía entusiasmado y como es un hombre expansivo nos contaba a los comensales su larga y triste trayectoria política.
- En esto no -dijo Félix Ortiz dando término a su explicación-. En esto estoy porque mi mujer, que nunca me ha seguido en ninguna de mis peripecias políticas, me ha dicho que hay que apoyar este proyecto. Y a mí también me gusta. Por eso estoy aquí.
- Entonces es tu mujer la que nos va a salvar del naufragio -le dije.
Y nos fuimos a Gernika para ver los cubos de Ibarrola. A mí se me había quitado un peso de encima que -insensible pero cierto- me había estado acompañando como la pesada carga de un sombrío vaticinio por más de cinco meses.

lunes, 18 de febrero de 2008

Los cubos de Ibarrola

Agustín Ibarrola ha decidido donar dos cubos procedentes de su colección particular a Unión, Progreso y Democracia. No bastaba para salvar su conciencia de ciudadano con asistir al acto fundacional de este partido el 29 de septiembre, con su presencia el 4 de diciembre en el primer acto público de UPyD en Bilbao y en la presentación de candidaturas que celebramos el pasado 26 de enero en el teatro Arriaga de la misma ciudad. No, conociendo las dificultades económicas que atravesamos, Agustín Ibarrola nos ha entregado dos de sus cubos para que los subastemos públicamente.
Esa es una actitud rara en los tiempos que corren. Seguramente nunca el arte y la cultura han estado más pegados al poder que en nuestra época y los creadores lo son muchas veces por su grado de compromiso con el gobierno de turno. Pero ese no es el caso de Agustín Ibarrola. Él ha sido siempre fiel a su propia independencia de criterio: militó en el pecé bajo la dictadura de Franco, lo hizo en los movimientos cívicos bajo la bota del terrorismo y del nacionalismo obligatorio y hoy apoya a esta organización que pretende renovar la política española y que es UPyD.
Habrá quien piense que Ibarrola es un artista local, con la "txapela" por delante. No es cierto. Agustín es ya un referente internacional en materia de intervención en la naturaleza: el bosque encantado de Oma; las traviesas en la montaña de carbón de Gelsenkirche, cerca de Düsseldorf; los cubos de la memoria de Llanes, las magníficas piedras de Garoza, en Ávila y otras actuaciciones constituyen una más que sólida prueba de mi afirmación.
Agustín Ibarrola crea en los espacios cerrados, y especialmente lo hace en los abiertos. Sale al encuentro de las cuevas de Santimamiñe -tan cercanas a su caserío de Oma-, de Altamira, del arte rupestre, que es la quintaesencia y el origen primero del arte. Y es un artista-ciudadano con un corazón de niño travieso, que un día le escribió a mi hija: "los dos somos unos pitufos que jugamos en el bosque"
Gracias, Agustín. De todo corazón.

domingo, 17 de febrero de 2008

Una llamada perdida, un mensaje

Era este martes 12, en Madrid. Yo volvía de tomar un refresco con el crítico de "El País" Juan Ángel Vela. Eran ya más de las nueve de la noche y me encontré con Montse. A su padre ya le habían llevado a casa, donde le esperaba una benigna convalecencia.
- Creo que le han estado a punto de pegar a María San Gil -me dijo.
- Me voy a enterar y la llamo -dije-. Lo cortés no quita lo valiente.
Montse estuvo de acuerdo. En todas las ocasiones en que he visto a esta chica enfrentarse con algún problema ha escogido siempre la solución más pacífica.
Eran las diez y media, creo. Marqué el número de Carlos Urquijo -aún me quedan amigos en el pepé, pero no sé si le hago un favor con este comentario-. Tenía ya su móvil desconectado. "Carlos siempre se retira temprano", pensé.
Tuve un incidente. Fui en taxi hasta la casa de mi hermano, pero se quedó una bolsa en el maletero del coche. Intenté recuperarla -sin éxito- y renové mi blog.
La mañana siguiente desayuné con la televisión. El intento de agresión se había producido en Santiago de Compostela y no en el País Vasco -como era más fácil de prever- y afortunadamente no había rebasado el umbral de protección que tiene asignado María. La cosa había quedado en un susto.
Marqué su número. No contestó nadie, tampoco salió el recurrente buzón de voz.
Escribí un SMS:
"María, no he podido hablar contigo, pero quiero enviarte un abrazo muy fuerte y toda mi solidaridad. Fernando Maura".
Apenas hora y media después, los acostumbrados dos tonos me anunciaban la recepción en mi móvil de un nuevo mensaje de texto. Era de María San Gil:
"Frenando (sic), te agradezco de corazón tu mensaje (tenía el tlfno en silencio). Besos fuertes".

sábado, 16 de febrero de 2008

Espacios electorales para partidos primerizos

Rodolfo Láiz es uno de nuestros más activos asociados a Unión, Progreso y Democracia en el País Vasco y es responsable además de la campaña electoral en Vizcaya. Es persona animosa que ha trabajado por esas causas, en un principio consideradas como imposibles pero que han conseguido arraigar y florecer en tierra tan poco propicia para los movimientos cívicos y los partidos constitucionalistas como es el País Vasco.
El jueves había convocado yo coordinadora territorial de UPyD en un hotel de San Sebastián, aunque sería más exacto decir que yo era el que había puesto la fecha y Marisol Cruz el lugar. Se trata de un agradable local para tomar una copa y está amenizado por un pianista que ejecuta para mejor llevar los encuentros piezas tales como "19 días y 500 noches" o "Yellow submarine". Pero nuestras voces debían alzarse necesariamente sobre los compases que atacaba el intérprete si pretendíamos que la reunión obtuviera sus propósitos y no degenerase en un vodevil. Uno preferiría que callaran -instrumento e instrumentista- pero esa pretensión no sería justa sino evocadora más bien de las recurrentes algaradas que por lo visto se producían en los "saloons" del "Far west" y del cartel que invariablemente acompañaba al músico y su instrumento: "Do'nt shoot me, I'm only the piano player".
Y en ese viaje donostiarra Rodolfo Láiz me contaba que la Junta Electoral de Durango y Gernika nos había adjudicado el 0'01% de los espacios públicos para la fijación de carteles electorales. Ha seguido un criterio más generoso la Junta Electoral de Balmaseda que ofrece un 2'44% de esos espacios a los partidos que carecen de representación parlamentaria, claro que ese porcentaje se debe distribuir entre la docena de candidaturas que no tuvieron diputados en el Congreso en la última legislatura.
Mantengo un acendrado respeto por las resoluciones judiciales, especialmente en estos tiempos que corren en que todas ellas resultan susceptibles de caer en el pedregoso territorio del debate político. Pero supongo que no incurriré en el horroroso delito de desacato si formulo la siguiente pregunta: ¿Qué podremos colocar en semejante extensión? Dicho queda para que Paco Pimentel -nuestro responsable nacional de campaña- se estruje algo más los sesos -si cabe- ideando un tamaño de publicidad que pueda caber en las esteparias extensiones de unos pocos centímetros cuadrados. Se abre así un nuevo campo que produce un curioso maridaje entre conceptos diferentes aunque -ya se ve- que no necesariamente incompatibles: el arte, la política y la comunicación. Todos unidos por el ahora triunfante concepto del minimalismo, por supuesto.
Los sistemas abiertos -las economías de mercado, por ejemplo- pretenden el estímulo de fenómenos tales como la innovación, la creación y el riesgo. Los bancos dicen estar dispuestos a conceder créditos para las ideas que puedan obtener éxito en el futuro -es un decir, como acredita nuestra corta aunque intensa experiencia-; las entidades públicas y las privadas han creado sistemas de acompañamiento para los proyectos empresariales con ideas pero sin dinero a través de las sociedades de capital-riesgo y ya es cuestión pacífica que la apuesta de las economías occidentales tiene por sonoro nombre el de la innovación, y a ese propósito se entregan verdaderas carretadas de billetes de curso legal.
No ocurre lo mismo, por lo que se ve, con los proyectos políticos. Lo demostramos de una manera palmaria en UPyD: los bancos piden avales personales a quienes ya hemos entregado los escaños que obtuvimos en las listas de otros partidos para sumarnos, "ligeros de equipaje" -como decía don Antonio Machado- a esta aventura; no existen sociedades de capital-riesgo para los partidos diferentes y nuevos y tampoco se ofrecen subvenciones a la innovación política.
Más bien todo lo contrario. Tenemos un sistema cerrado y al que repugna cualquier tipo de contestación. Es una especie de triángulo de las Bermudas cuyos vértices se llaman: banca, partidos y medios de comunicación controlados por estos. Cualquier proyecto nuevo que se interne dentro de las aguas turbulentas que se encierran en ese espacio corre el serio peligro de quedar succionado, desapareciendo de tal manera que no quede ni siquiera memoria de su botadura y posterior singladura política.
Pero a UPyD no le ocurrirá tal cosa. Porque va de menos a más, empujada por una verdadera marea de coraje cívico y demanda social.
Y eso contando -o sin contar- con los espacios que nos ofrecen -o nos niegan- los poderes establecidos.

viernes, 15 de febrero de 2008

"La paga"

El Círculo de Bellas Artes de Madrid dispone de una cafetería que es frecuente punto de cita en lo que en su día fuera el centro de Madrid, ese espacio que forman la calle de Alcalá, la Cibeles y la Gran Vía, los aledaños del Museo del Prado y el Thyssen o del mismo Congreso de los Diputados. Uno puede pasear por entre esa abigarrada fauna de madrileños más o menos "chelis", turistas, inmigrantes y algún que otro foráneo anónimo que -como yo mismo- se siente de Madrid nada más que ha pisado cualquier acera de la capital.
Es el del Círculo de Bellas Artes un café de poso antiguo, maderas nobles que crujen bajo tus pies y camareros a la vieja usanza que se dirían extraídos de cualquiera de las películas costumbristas de José Luis Garci.
Allí me había citado Juan Ángel Vela -un amigo íntimo de Mari Luz y de Agustín Ibarrola- y colaborador reconocido en materia de música clásica en el diario "El País". El objeto de nuestra entrevista sería el de darle una vuelta al proyecto de la Fundación Agustín Ibarrola.
Los amigos de Agustín -como "les amies de Georges" Brassens que canta el otro Georges, Moustaki- tenemos algo en común. Hay un desenfado cierto de bohemia tardía en nuestro ambiente, un anómalo -para esta época- cariño por los asuntos que no proporcionan ingresos económicos -así nos va- y ese afecto por Mari Luz y por Agustín que trasciende a las expresiones que en ellos se manifiestan. Porque si Agustín hubiera sido funcionario de Correos o trabajador de la Naval habría seguido desprendiendo ese aura de niño desvalido y capaz de trastornar todas las complejidades de un mundo al que nos afanamos en seguir el paso, perdiendo el resuello, en un propósito imposible por lo vano. Y es que Agustín Ibarrola se haría querer igualmente repartiendo cartas o soldando chapas para los barcos. Pero es que además se trata de un gran artista. Lo mismo que Mari Luz, a quien no cabe imaginar sin esa función de administradora, secretaria, mujer y madre en una especie de insuperable "pack" y sin la cual tampoco podríamos imaginar a su marido.
Agustín Ibarrola no ha estado nunca en el tiempo del mercado. La oferta y la demanda le suenan a vocablos chinos que se representan en cabalísticos ideogramas y al colosalismo de los museos que a veces no son sino panteones de un arte polvoriento y esclerotizado prefiere siempre la pintura rupestre de su Santimamiñe tan cercano a su caserío como a su personalísimo encuentro con la estética.
Y cuando los asuntos concretos de la Fundación que promovemos para Agustín en Garoza -Ávila- se van convirtiendo en acuerdos para el trabajo, Juan Ángel Vela me cuenta una anécdota que puede ilustrarles a todos ustedes acerca de la especial personalidad de Agustín Ibarrola.
Corría la primavera de 2.002. Ibarrola había recibido el encargo de realizar un proyecto artístico que coronara la montaña artificial de Halde Haniel, fabricada de deshechos de carbón, piritas y de materiales irreciclables en la localidad de Gelsenkirche, a unos treinta kilómetros de Düsseldorf, en plena cuenca del Ruhr. Un trasunto próximo a los hornos altos de la margen izquierda de la Ría del Nervión que tan bien conoce nuestro artista vasco.
Agustín Ibarrola quería situar en la cúspide de aquélla montaña de residuos industriales unas traviesas, símbolos también del trabajo humano, del progreso y del tiempo. "Que voulez-vous? -hacía decir Proust a uno de los personajes de su "Rechèrche"-. Bergotte l'a dit: la vie est un voyage". Sí, la vida es siempre un largo -o corto- viaje. Como lo eran esos pasos recortados sobre los suelos arcillosos de las cárceles franquistas que pisaban Vidal de Nicolás y Agustín Ibarrola y que este último recogía como el arte expresivo de la dignidad humana privada de libertad.
Mari Luz, que es el asidero de Agustín con la realidad, resolvía dejar a su marido en las excelentes manos de Juan Ángel Vela para la reunión westfaliaba que debía estudiar el proyecto. Mari Luz no habla alemán y el amigo del alma de la pareja es hombre acostumbrado a pisar las imponentes alfombras de los teatros donde se representan las óperas de toda Europa y el duro idioma tedesco no le es desconocido.
Debió resultar una reunión característica de la vía germana para solucionar los asuntos. No había lugar para la improvisación. El elenco de ingenieros, arquitectos, economistas, financieros, diseñadores y autoridades institucionales locales y regionales se confrontaba al artista y a un amigo que estaba dispuesto a servirle de intérprete.
Con la habitual premiosidad alemana se iban resolviendo uno por uno todos los problemas técnicos que conllevaba el proyecto. Había llegado la hora de la pregunta final y esencial, una pregunta que sólo Agustín Ibarrola podía responder: "¿Cuánto nos cuesta esto?"
Agustín podía haber desarrollado en esa ocasión su tesis sobre el precio del arte -o el no-precio de la obra artística-. Que el arte no se compra, solamente se ayuda al artista. Pero Agustín Ibarrola se encogió de hombros y movió la cabeza de un lado al otro como seña de negación tan pronto como le llegaba la traducción de Juan Ángel Vela.
- Yo de eso... nada -dijo Agustín Ibarrola con su cerrado y entrecortado acento vasco- Nada. No sé nada de eso. Cuando empieza la semana... Mari Luz me da "la paga"... y con eso funciono...
Juan Ángel Vela no sabía cómo explicar tan curiosa contestación a tan sesudos interlocutores en su tan preciso idioma. Y la expresión "la paga" circulaba entre los presentes como si se tratara de una advocación ritual a los dioses antiguos a quienes había que saciarlos con toda clase de bienes. ¿Una millonada? ¿un trueque? ¿Qué cosa sería "la paga"?
Pero es seguro que Agustín Ibarrola no se dio cuenta de la confusión que había provocado. Como también que, puesto en las mismas circunstancias, habría contestado de la misma manera.

- Esos alemanes no se enteraban de nada –me contó días después nuestro artista, cuando me refería a esta anécdota.

jueves, 14 de febrero de 2008

"Es la vida la que no tiene límites"

"Es la vida, más que la muerte, la que no tiene límites", escribió Gabriel García Márquez en su exceñente novela "El amor en los tiempos del cólera" que acabo de releer. Le pasé la cita a Montse, que vive a caballo entre su casa y el hospital.
Es una frase escrita por el gran "Gabo", pero podría muy bien haberla pronunciadio Prem Rawat, por ejemplo en el discurso que pronunciara en la ciudad de Buenos Aires y que fue proyectado el sábado en una sesión a la que me invitaban Mar y Margarita, dos amigas reales -y virtuales- de este apasionante mundo que proporcionan los intercambios entre "bloggistas",.
Concluída la sesión, se unía a nuestro grupo un buen amigo y antiguo compañero de colegio, Ricardo Goyoaga, con ese aspecto de británico criado y vivido en la ciudad más londinense de España, que es Bilbao. Decía José Félix de Lequerica -bilbaino ilustre, maurista y embajador de España- que en realidad Londres era más bien un barrio de Bilbao y que las verjas de las más elegantes residencias de aquélla capital procedían de las minas vizcainas.
Se trataba de tomar una copa y Ricardo Goyoaga propuso un local que no le convenció demasiado a Margarita. Mar sugirió otro y yo dije que me daba igual.
- A ti cualquier sitio te parece bien -sentenció Margarita.
- Yo no soy ave nocturna, de modo que me fío de vosotros -respondí.
Así que ganaban las mujeres. Y nos llevaron al "pub" Da Vinci, que es un establecimiento de reclamo transeúnte: ha sido bar convencional, "pub" cubano y _¿finalmente?- espacio para el recuerdo de esa persona extraordinaria cuya figura bastaría para llenar todo un capítulo de la historia de la cultura y del arte, como lo fue Leonardo.
- Ahí ponen la música baja y podremos hablar bien -aseguró Mar.
Tenía razón, pero sólo durarante media hora resultaría inteligiible nuestra conversación. A medida que el local se veía cada vez más frecuentado crecía considerablemenre el ruido. Se supone que lo mismo que el consumo de copas.
Ricardo pidió un batido de chocolate y abandonó muy pronto el “pub” para volver a su casa, donde le esperaba su madre. Ya sé que incurro en una reiteración innecesaria: las madres siempre esperan a sus hijos, incluso cuando están con ellos.
Quizás a Ricardo Goyoaga le aburría la conversación que Margarita, una artista que hace de su provocadora transgresión una especie de profesión permanente, introducía de forma perentoria:
- Hay que hablar, es necesario negociar con ETA -venía a decir Margarita.
Yo le contestaba que era inútil, que ya se había intentado mil veces y que otras tantas mil había salido mal. Me hubiera gustado disponer del archivo de datos que maneja mi amigo Florencio Domínguez para plantear mejor el argumentario. En cualquier caso.es evidente que no hubo acuerdo.
Luego Mar me explicaría algunos aspectos de su vida reciente que ya conocía Margarita. Quizás algún día pueda referírselos a ustedes -en el caso de que cuente con su autorizacin, por supuesto-. Muchas veces nos quedamos en los arquetipos de las personas, la única dimensión del "hombre unidimensional" a que se refería Marcuse, que es como asomarnos a los escaparates de sus vidas y pensar que ya lo hemos visto todo. Es necesario entrar entonces en la tienda -esa parte de la persona que muchas veces ella misma te muestra de buen grado- e intuir luego la trastienda que permanece siempre oculta por la hojarasca que forman nuestras justificaciones y temores.
Pudo elevarse finalmente la voz de Margarita sobre el fragor de la estridente batalla musical. Me preguntaba si Pilar disponía de un aparato reproductor de DVDs. "Lo tiene", le confirmé. "Estaría bien que escuchara a Prem Rawat", dijo.
- No serviría de nada -le dije-. Sólo le interesa el mundo que cabe en la burbuja donde ella vive.
Y lo que empezaba siendo una sugerencia se transformaría en un auténtico zafarrancho de combate. Creo desde hace tiempo que en una confrontación dialéctica con una mujer el hombre pierde casi siempre, si la pelea se produce con dos mujeres la derrota es asunto seguro, pero si además las señoras en cuestión son vascas conviene preparar la toalla para arrojarla apenas tres o cuatro segundos después de iniciado el combate y no digo que antes exclusivamente por eso de la vergüenza torera.
Consiguieron vencerme, eso sí, en desigual lidia: pero no convencerme. Menos aún a Pilar que, como estaba previsto, no aceptaría ver siquiera el primer cuarto de segundo de la grabación.
Es igual. Ella ya sabe, aunque sea por intuición, dónde están todas las claves de la felicidad, porque su corazón no ha perdido la inocencia pícara que es propia de la infancia. A Pilar no le hace falta ese viaje de regreso a las fuentes, porque ya bebe el agua pura de ese manantial.

martes, 12 de febrero de 2008

Una sesión fotográfica

Un día soleado y de viento sur saludaba mi paseo hacia la plaza Circular, en otro tiempo plaza de España. En su inveterada iconoclastia hacia todo aquéllo que huela a español, el nacionalismo vasco conseguía -no hace de eso demasiado tiempo- eliminar de nuestro callejero esa denominación. Tiempo atrás, cuando yo era concejal en el ayuntamiento bilbaino -entre 1.983 y 1.987- el entonces alcalde José Luis Robles, un nacionalista de los tiempos pre-lizarrianos y de trato exquisito que mitigaba bastante al "ordeno-y-mando" de un capitán de la marina mercante, nos propuso en la correspondiente comisión municipal que diéramos el nombre de Simón Bolívar a la calle donde en su día naciera el Libertador. "Me he comprometido a eso con el Gobierno de Venezuela" -nos dijo como argumento fundamental de su petición.
Pero el nombre que llevaba esa calle era la del Banco de España –además de que Bolívar ya disponía de otra muy céntrica en Bilbao, y Rodolfo Ares y yo mismo utilizamos toda nuestra capacidad dialéctica -y nuestros votos- para evitarlo. Robles aceptaría con deportividad su derrota:
- No siempre un alcalde hace lo que quiere -dijo resignado.
Eran, en efecto, otros los tiempos.
Un helicóptero sobrevolaba la villa y su ruido me acompañaba hasta la cafetería la Granja, que era nuestro punto de encuentro. Esa misma mañana los filo-etarras habían decidido manifestarse en contra de las medidas judiciales adoptadas en relación con sus candidaturas electorales y el acto no había sido autorizado.
En la puerta del cerrado café nos íbamos agrupando los candidatos de UPyD de Vizcaya y algún compañero más y dos fotógrafos de la prensa local.
Llegaba Katy Gutiérrez, vestida de un luminoso rojo; Tomás Tueros y Vidal de Nicolás, este último con el andar vacilante de sus cargados años pero el espíritu de joven luchador que siempre ha conservado.
Nuestra marcha hacia el Arenal se veía desaconsejada por causa de la manifestación batasuna y el imposible acceso al quiosco. Alguien propuso que nos dirigiéramos hacia el Ayuntamiento -una distancia de apenas doscientos metros desde el lugar en el que nos encontrábamos-. Katy Gutiérrez se dirigió con su dulzura habitual a ese señor de la poesía y del coraje cívico que es Vidal de Nicolás,
- Vidal -le dijo-. Vamos a bajar hacia el Ayuntamiento. No sé sí...
- ¡Por una causa justa voy donde haga falta! -exclamó Vidal, sin dejar que Katy concluyera su frase, enarbolando su bastón, presto a combatir a los gigantescos elementos que se nos oponen y que por desgracia de ninguna manera son molinos de viento.
La primera parte de la sesión transcurría en el puente del Ayuntamiento. Estábamos en eso de avanzar uno, dos pasos; ahora los cuatro más representativos; ahora toda la candidatura... Siempre a las órdenes de los cámaras. Encuentro que, entre las gestiones más pesadas que conlleva la vida política, las sesiones fotográficas se llevan la palma. Se sabe cuándo empiezan, pero nunca cuando está a gusto el encargado de inmortalizar tu imagen; de manera que el retratado está dispuesto hasta a hacer el mayor de los ridículos con tal que el suplicio concluya cuanto antes.
- La foto es la tumba de un momento -decía con su característica circunspección mi padre, que como se puede advertir con facilidad no era demasiado partidario del invento.
En esas estábamos cuando un viandante ponía su mano sobre mi hombro poco antes de darme un efusivo abrazo -si tuviera que definir a esta pre-campaña la calificaría como "la de los abrazos"-. Cuando se deshizo el lazo dí un paso atrás.
- ¡Hombre, Consejero! -exclamé..
En efecto, se trataba del Consejero de Sanidad. Este saludó al también doctor Javier Gabilondo -nuestro número tres- y me dijo:
- Me ha llamado Tere Hermana para decirme que Pilar ha estado mal.
Teresa Hermana es la jefa de Cuidados Intensivos de Pediatría, en el hospital de Cruces, donde vive Pilar, esa niña de veinte años a la que me he referido recientemente en este mismo blog..
Le dije a Gabriel Inclán que ya estaba mejor. Nos despedimos y Javier Gabilondo y yo atravesamos juntos el resto del puente, hasta situarnos frente al Ayuntamiento, donde se reanudaría la sesión fotográfica.
- Me ha llamado Iñaki Ezkerra -dijo Vidal de Nicolás-. Quería que hiciéramos un acto de la trayectoria del Foro de Ermua, con los tres presidentes que lo hemos sido hasta ahora. Había que hacerse la foto con el pepé. Y yo me he dado cuenta a tiempo y me he negado.
Concluída la sesión, los candidatos de UPyD -y adláteres- nos íbamos hacia el hotel Nervión, para dar fin a la actividad preelectoral de esa mañana con una copa de vino. Yo le había prometido a Pilar que estaría con ella para darle de comer, así que me despedí de mis compañeros y me fui para Cruces.
Los alrededores de la calle que fue de ese alcalde liberal que se llamaba Gregorio Balparda y que hoy lleva el nombre del fundador del Partido Nacionalista Vasco eran el escenario de una batalla campal. Disparos de pelotas de goma y contenedores volcados.
Era, en esa mañana de domingo en Bilbao, el claroscuro de la escena vasca, la vivencia yuxtapuesta -que no es lo mismo que la convivencia- entre la normalidad de unos ciudadanos que ejercemos nuestros derechos constitucionales a la libertad de asociación y la de presentarnos a unas elecciones para procurar la representación de otros ciudadanos y la de quienes pretenden mostrar su violento dominio de la calle porque un juez ha dicho que no pueden concurrir a las elecciones debido a que hacen causa común con los terroristas.
Esa batalla entre la anormalidad y su contraria que siempre gana la primera.
Excuso decirles que ningún periódico se hizo eco de esa sesión fotográfica.

domingo, 10 de febrero de 2008

El padre de Montse

Al padre de Montse le operaron hace una semana y ella estaba muy contenta del resultado, se trataba de una delicada intervención. Ingresado aún, a la espera del alta definitiva, se ha desarrollado en él un ligero cuadro depresivo y de malhumor extraño en una persona habitualmente familiar, amable y cordial.
Montse hace el esfuerzo cotidiano de acercarse al hospital, de acuerdo con el riguroso turno que se han impuesto a sí mismos su madre y sus hermanos. Estoy convencido de que lo hace con todo el cariño que entrega a sus tareas esta chica de suaves maneras, sólo en apariencia ocultas detrás de la voz grave de una empedernida fumadora de los pitillos más fuertes que se pueden encontrar en el mercado. Porque Montse tiene un corazón de oro envuelto por una nube de "Habanos"
- Lo llevo mal -me dice en nuestra diaria conversación que mantenemos por la noche.
Es difícil sobrellevar la depresión de un familiar cercano: el desconcierto preside tus actuaciones y nunca sabes por qué hoy se sobrepone a los bajones en su estado de ánimo y mañana sucumbe nuevamente ante ellos; el tratamiento de su dolencia no resulta fácil, el que ha contraído una depresión tiende a depender de su psiquiatra, en tanto que quien padece de una enfermedad exclusivamente física se olvida de su médico una vez que se ha resuelto su mal.
De modo que muchas veces tiendes a huir de la enfermedad depresiva y del enfermo en la que esta toma cuerpo, por miedo quizás a que también te alcancen a ti sus perniciosas consecuencias; que te obliguen a postrarte en cama o te bloqueen anímicamente, comprometiendo así la normal actividad de tu vida diaria. Te escapas de la depresión que conforma tu espacio familiar para no dar la cara a tu propia realidad, que la forma principalmente esa persona de propósitos desmayados y voluntad frágil. Te evades de ti mismo y te ocupas en el desarrollo de un sinfín de actuaciones que tienen por objeto la simulación del relleno de un vacío interior, cuando tu puesto -y tú lo sabes- está junto a la cama de ese enfermo.
Montse tiene la suerte de una desgracia pasajera. A su padre le darán de alta en un par de días y volverá a su casa, donde poco a poco recuperará sus rutinas habituales. Otros tenemos la desgracia de una suerte pasajera. Nuestra esperanza está acostada en la cama de un hospital, y sólo queremos que siga respirando para volver a verla dentro de dos días, dentro de dos meses, dentro de dos años.
A veces los enfermos hospitalizados establecen inconscientes sistemas que pretenden darles el esquinazo a sus propias neuras, y en determinadas ocasiones lo consiguen. Se diría que aceptan que se les vaya la cabeza -con retorno permanente más que probable a la realidad- y se sitúan en un mundo tan imaginario como gratificante para ellos mismos.
Recuerdo a un pariente de la familia de mi mujer, convaleciente en una sala de hospital con otros cinco enfermos. A los pies de las restantes camas se apelotonaban grupos de familiares entre el perezoso deambular de enfermeras y auxiliares. Una luz mortecina perfilaba en tonos grises la deprimente escena.
Le visitamos por la tarde y se mostró encantado. Nos recibía con el afecto que se deriva de la hospitalidad de quien te franquea el acceso a su propia casa.
- Ahora vendrá Hugo a prepararos unos martinis -dijo.
Pocas veces he vivido una situación tan surrealista.

Y cuando se cierre su paréntesis hospitalario y el padre de Montse reciba el alta médica, toda su familia -matizada o no por una vaharada de cigarrillos "Habanos"- quizás piense en lo importante que es la vida que se traen de vuelta a casa.

Cinco años sin Joseba

Esa tarde de viernes se cernía una niebla gris sobre la autopista que me llevaba a Andoain donde los amigos de los Pagaza nos habíamos dado cita para recordar a Joseba, abatido por los asesinos que le mataron a él y a una parte de nuestra libertad.
El gris se iba fundiendo en negro cuando recibía una primera llamada de Ramón Marcos, el coordinador de UPyD en Madrid. Me contaba que Agustín Ibarrola había decidido donar dos de sus "cubos" para financiar la campaña de nuestro partido y que había un empresario próximo a nuestras ideas interesado en una de ellas.
- Hemos pensado en que le acompañes al caserío de los Ibarrola -me dijo.
Acepté, desde luego, la amistad -como los blogs- no queda acreditada si no se renueva de forma permanente y la mía con Mari Luz y con Agustín, quizás reciente, hunde sus raíces en una tierra fructífera y firme que se llama libertad y proyectos compartidos y que produce flos frutos del cariño y del afecto.
Sonó otra vez mi móvil. Era Ramón otra vez, que parecía oficiar de responsable de la sede ante la desbandada general de todos los demás dirigentes del partido, extendidos como una mancha de aceite por todos los puntos de nuestra geografía.
- Nos han llamado del Ministerio del Interior -me dijo Ramón Marcos-. Quieren hablar con un miembro de nuestro partido en el País Vasco.
Le facilité el contacto mientras sentía que ese negro de la noche era frío y se colaba en el interior de mi organismo. No, no se juega cuando se hace política en este país.

En Andoain hacía frío, en efecto. No sé muy bien por qué siempre lo hace en los cementerios y en los lugares y momentos en que recordamos a los muertos.
La cita era junto a la escultura que Agustín Ibarrola dedicaba a la memoria de Pagaza, la representación de una cueva de piratas, como le hubiera gustado a Joseba que se le recordara.
El propio Ibarrola me salía al encuentro cuando yo me dirigía hacia la plaza. El abrazo de Agustín es siempre algo muy especial. Está hecho de entrega recia y rotunda, viene de muy lejos y te llega muy adentro. Beso de hombre con olor y tacto de su inseparable boina.
Nos vimos los de siempre. Me saludaba Ignacio Latierro y Carlos Martínez Gorriarán. Y Maite Pagaza abrazaba a los asistentes. Luego leería un implacable discurso en el que hacía un lúcido balance de los cinco años transcurridos desde aquél atentado contra la libertad de todos. Hay guarismos que unen los sentimientos, especialmente en el drama. Cinco años, en esa cifra que liga las muertes que llevas en la memoria, porque sólo han pasado dos meses desde se producía también el quinto aniversario de la muerte de Anneli, y mi recuerdo entristecido de este viernes se movía entre aquél magnífico acto que le organizara ¡Basta Ya! a Pagaza y el duelo personal que yo empezaba a sentir entonces, cuando apenas empezaba a ser consciente de que ninguna llamada, ningún ruido en la puerta anunciaba sus palabras apresuradas o su llegada a casa, siempre repleta de inquietud y de agobio por toda la ingente cantidad de cosas que intentaba ella introducir -como con fórceps- en un día cualquiera de su vida.
Marisol Cruz resolvía su emoción -¿su arrastrado catarro?- con la ayuda de un moquero, mientras los altavoces cantaban "adiós a las penas de abril".
Carlos Martínez Gorriarán y yo abrimos la comitiva con destino al bar, que fue punto de confluencia de los más. Rubén Múgica -otro aniversario recentísimo, el de Fernando, su padre- formaría también parte de nuestro grupo.
- He intentado decir en la radio que le iba a votar a Rosa –nos comentó Rubén desde la altura que le proporciona su elevado organismo-. Pero se me ha ido el tiempo en meterme con Zapatero.
Pues aquí queda dicho.

sábado, 9 de febrero de 2008

El voto de los nacionalistas sensatos

Sólo existe una cosa peor que una campaña electoral plagada de descalificaciones y de promesas a lo Conde de Romanones: la pre-campaña que la antecede, porque viene a ser esta última una suerte de conejillo de indias donde se ensayan los gestos, se ptueba la solidez de los argumentos propios y se analiza la contundencia de las expresiones que proceden de los rivales.
Dicen que los extremos se tocan, y dicen bien. La rara coincidencia que observo en las pretensiones de socialistas y populares en el compromiso de solicitar el voto de los "nacionalistas sensatos" -en expresión utilizada por María San Gil y Rodolfo Ares- constituye una buena prueba de este argumento.
El voto es a los políticos lo que la cuenta de resultados a las emoresas privadas y ya se sabe que no se juega con las cosas de comer. Para el voto, como con el amor y con la guerra, se diría que todo está permitido. Hasta la pesca en mares ajenos.
No hay ninguna ley que lo prohíba y ni a la San Gil ni a Patxi López les van a detener en la rueda de prensa en la que sigan haciendo póblicos propósitos semejantes -a un parlamentario vasco sólo se le puede detener en el caso de flagrante delito-. Pero cabría exigirles el ejercicio de una política menos indecente. Porque el partido de Patxi López podrá intentar construir coaliciones imposibles –al estilo de la que sus compañeros de Cataluña vienen practicando desde hace ya dos legislaturas- y el de María San Gil seguirá calificando a los votantes nacionalistas de poco menos que cómplices de los asesinos –recordando que sus dirigentes pactaron con ETA en Lizarra-, pero no dejan de resultar un tanto patéticas estas estratagemas cuando Zapatero recaba los votos de los nacionalistas para que sus Presupuestos puedan ver la luz y ofrecen los votos de los socialistas del PSE en justa correspondencia para que en Vitoria las cuentas públicas no sean otro brindis al sol y Rajoy pedirá –y obtendrá- el apoyo del mismo partido para gobernar a poco que los electores le ofrezcan una mayoría que disponga de una distancia signifricativa en relación con el actual partido gobernante. Nada hay nuevo bajo el sol: seguimos en el tinglado de la antigua farsa y de los intereses crados de que hablaba el dramaturgo Benavente.
Pero es que el calificativo de “nacionalistas sensatos” a los que por lo visto cualquier constitucionalista que se precie debería pedir el voto da para un desarrollo más sugestivo. ¿Quiénes son los sensatos que llenan con sus papeletas las urnas? Desde luego que no lo serán los filo-etarras, por lo que carece de sentido que les dedique el menor de los comentarios. Ni por lo mismo pero sí por lo parecido se podrá predicar la sensatez al ya políticamente extinto y errático Arzallus o al actual inquilino de Ajuria Enea que da para un plan por legislatura, a cual más alocado. Definitivamente esa gente forma parte de la cualificada grey de los nacionalistas insensatos, y los electores que los votaran convencidos de su acierto no parecen territorio político propicio para la San Gil o para Patxi López.
Imaz no. Josu Jon ha sido el encantador de media España que, como los enamarados rechazados, acude al regazo de quien es objeto de sus cuitas nada más que le hace la menor de la carantoñas. y en ese canto a la paz y la bonhomía que proponía Imaz con eso de "cautivemos a España" podría haber añadido algo así como, "... que no quiere otra cosa que la cortejen un poco para caer en nuestros brazos" –seguramente que podríamos parafrasear el “where are you gone, Joe Di Maggio. A nation turns its lonely eyes to you?”, que cantaban Simon y Garfunkel en el recuerdo del único hombre que por lo visto amó de verdad a Marilyn Monroe.
Pero es que a Josu Jon Imaz decía quererle mucho María San Gil –como a casi todo el mundo, se supone- aunque entraba en la casa de Sabino –Sabin Etxea, por supuesto- por la puerta de atrás, para que ningún fotógrafo inmortalizara relación tan secreta como por lo visto imposible. Y lo tenían tan interiorizado, ella y él, que para María seguramente no había otra forma de acceder a la sede del PNV que por un intricado garaje y Josu Jon no concebía otro modo para que ella entrara. Algo así debía pensar el anterior presidente del PNV cuando me ofreció esa fórmula discreta pocos días antes de que yo dimitiera como parlamentario vascos.
- Como yo no soy María San Gil creo que no me va a pasar nada por entrar desde la calle y por la puerta principal –le dije.
¿Y qué pensar de Urcullu? Supongo que el actual número uno de su partido entra de lleno en la amplia nómina de la ambigüedad, que no es moneda rara entre los de su estirpe. Estaba con su predecesor y ha conseguido los votos del rival de este, lo que parece un maridaje extraño. Extraño sí, pero seguramente más proclive a la “soberanitis”, que viene a ser la enfermedad consistente en el ardon inflamado de las glándulas succionadoras, por aquello de las tan generosas ubres españolas que seguirán alimentando el “pufo vasco” a que se refiere Mikel Buesa, si no hay una UPyD que algún día le ponga coto a semejante desafuero.
¿Nacionalistas sensatos? Recuerdo que una vez, invitado precisamente por Íñigo Urcullu a un seminario organizado por la Fundación Sabino Arana, se me ocurrió –quizás por aquéllo de agradar a tus anfitriones- deslindar los distintos tipos de nacionalistas, en “moderados” y “radicales”.
- No nos califiques de “moderados” –me contestó uno de los asistentes, por auel entonces alto cargo de las Juntas Generales vizcainas-. Todos los nacionalistas somos radicales. Lo que pasa es que unos somos demócratas y otros no.
Yo no. Y lo digo con la máxima seriedad posible. Yo no voy a pedir el voto de los “nacionalistas sensatos”. Primero, porque no sé muy bien dónde se encuentran –por lo visto tampoco ellos lo saben muy bien-. Y segundo porque me parece que no les va mucho lo que pretendemos. A nadie le gusta demasiado que le pongan en su sitio. Y los nacionalistas –también los aparentemente sensatos- ya han ocupado un espacio que no les corresponde y que consiste en decidir el contenido de las políticas nacionales, por supuesto que en beneficio de ellos mismos, no de las políticas nacionales propiamente dichas.
Pueden estar tranquilos, el PP y el PSOE, nosotros no vamos a competir con ellos por el voto de los nacionalistas.

viernes, 8 de febrero de 2008

Tertulia de carnaval

Era tarde de sábado en carnaval. Me habían citado en la casa de Eduardo Rodrigáñez -un nombre supuesto, las-. Para llegar tuve que hacerme un hueco entre la gente que flanqueba el cortejo del desfile, apenas unos segundos antes de que pasara la cabeza a la que precedían las carrozas y los fanfares habituales en las fiestas. Y yo me decía a mí mismo que no existe en Bilbao tradición de Carnavales, o que esta se ha perdido, porque todavía recuerdo aquél cartel de los años '20, el martes del entierro de la sardina en nuestra villa, que aseguraba con toda la seriedad que era posible de acuerdo con las circunstancias:

"Vamos todos, según veo,
Caminito de Bermeo".

Y es que los tiempos han cambiado -también lo decía Dylan- pero la gente se sigue pareciendo a sus ancestros: untanto chalados, unos y otros..
Rkecordaba también mis Carnavales de 1.984, en el mismo desfile del sábado. Yo era entonces concejal en el Ayuntamiento de Bilbao y miembro de la Comisión de Fiestas. Se había concertado una cita para todos los comisionados a la altura de la cafetería Toledo, en una de las entradas del parque y a una hora precisa. Pero los restantes comisionados debieron pensar que el proyectado encuentro escondía un engaño, que se trataba en realidad de una inocentada a destiempo o más bien que les parecía toda una ridiculez presidir una parada de mamarrachos como aquélla -tampoco había, en el Bilbao de meduados de los '80, muchas tiendas de disfraces-. Así que me quedé solo, aunque contaría con la solidaria compañía de mi novia, que no daba crédito a la curiosa situación.
- En la vida me he visto en una situación así -declaró, entre asustada y divertida.
No debió disgustarle la astracanada que cometíamos porque siete meses después -que es cifra bíblica- contraíamos matrimonio.
De esa curiosa manera, ostentando la única autoridad consistorial -más allá de los policías municipales encargados de desviar un atónito e incrédulo tráfico que tampoco comprendía muy bien el espectáculo de tan garrula manifestación, Anneli y yo presidimos el acto central de los Carnavales bilbainos.
Pero me colaba finalmente entre colegialas disfrazadas de alborozadas princesas y de aburridos padres vestidos de diario para llegarme a la casa de Eduardo Rodrigáñez en la que se había proyectado una tertulia política.
En el mismo portal me encontré con un antiguo Viceconsejero del Gobierno Vasco que integraba el grupo de tertulianos Ejerció ese cargo en las pasadas épocas en que Ardanza era Lehendakari, los socialistas gobernaban con los nacionalistas y los del pepé solamente aspirábamos a sustituirles. Me recordó que yo les hacía trabajar -supongo que no era esa cuestión habitual entre los parlamentarios opositores de la época, así que me lo tuve que tomar más por un cumplido que por la mera constatación del cumplimiento exigible de un deber.
Eduardo Rodrigáñez me sentó a su izquierda, junto a una compañera de UPyD, que practicaba con su presencia un gesto de solidaridad partidaria. Me sirvieron un té y el anfitrión inició con su pregunta el turno de cuestiones.
No les voy a referir el desarrollo de la reunión. Ni yo sería capaz de recordarlo ni ustedes tendrían la paciencia de soportar narración tan densa y extensa. Pero sí les puedo contar que, españoles todos los asistentes, y constitucionalistas -por supuesto- los había más entusiastas con la idea de UPyD y los había más preocupados ante la repercusión que un eventual éxito de nuestro proyecto pudiera tener entre los nacionalista.
Tampoco voy a dedicar mi comentario del día de hoy a los entusiastas. Son imprescindibles pero están ya convencidos, nos leen, nos escuchan, colaboran con nosotros y nosotros con ellos. Creo que hoy toca escribir acerca estos segundos, de los que temen la reacción de los nacionalistas instalados en el poder.
- ¿Qué van a hacer si conseguís cambiar la ley electoral, cuando ya no tengan la capacidad de condicionar la política española? La transición les consiguió encajar en el juego político -seguiría el argumento-. ¿No sería peligroso desandar lo andado?
Habrá que decir que son los nacionalistas los que deben preocuparse de sus problemas -y que de hecho lo hacen de forma más que sobrada-. UPyD ha nacido para combatir la insolidaridad de que hacen uso los partidos nacionales, en una deriva de reclamaciones regional-nacionalistas que les acerca a aquéllos. ¿Cómo no vamos entonces a posicionarnos en contra de los partidos nacionalistas que son el paradigma de la insolidaridad?
Pretendemos que un escaso diez por ciento de españoles, que no quieren serlo y que no creen en un proyecto para España, no condicionen la idea que compartimos el ochenta por ciento de los españoles. No se trata por lo tanto de retirarlos de la escena sino de situarlos en el lugar que les corresponde.
¿Y qué harán? Podría contestar a la gallega: ¿qué están haciendo ahora? ¿qué plantea Ibarretxe? ¿qué Estatut votaron -socialistas y nacionalistas- en Cataluña? ¿y qué está produciendo todo eso en el resto de España sino una tendencia a la igualación competencial que solamente tiene como consecuencia una deriva insolidaria y de ruptura de nuestro proyecto común?
El nacionalismo y la disgregación están crecidos en España. Y no cabe imaginarse que lo puedan estar más. ¿Cuánto tiempo habrá que esperar para actuar?
Gregorio Morán escribió un libro al que tituló: "Los españoles que dejaron de serlo"; Rosa Díez se refiere a los "españoles sin complejos". Sobre unos y otros se cierne una España neutra a la que deberemos movilizar.
"Change. We can do it", dicen los seguidores de Barack Obama en Estados Unidos, nadie daba un dólar.por ellos y ahora tocan con los dedos la nominación del Partido Demócrata. Tampoco a nosotros nos prestan el dinero ni nos conceden el espacio de la palabra, pero existe una corriente social que nos empuja. También nosotros podemos ganar.

Eran poco más o menos las diez de la noche cuando me ponía el abrigo antes de salir. Mis contertulios daban por concluida y amortizada la tertulia y se cruzaban los disfraces de Carnaval en el que pretendían sumergirse inmediatamente. Y en mi paseo hacia casa, con las quinceañeras de falda corta y estruendosas risotadas apoderándose de la calle, no sabía muy bien qué parte de la vida se disfraza y qué otra parte se entrega a la realidad.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Inspectores contra los débiles

El Ayuntamiento de Bilbao tiene la intención de habilitar cinco plazas -de nueva creación- con el propósito de que se observe el más estricto cumplimiento las normas que rigen las ayudas de bienestar social.
Quizás convenga una explicación previa.
La Comunidad Autónoma Vasca viene desde antiguo prestando ayudas a las personas que viven en situación marginal, que carecen de otro recurso que no proceda de la caridad privada o de la beneficencia pública.
Son dos los tipos de ayuda a las que tienen derecho las personas que malviven en esta situación: las rentas básicas y las ayudas de emergencia social -en adelante AES-. Las rentas básicas se conciben a la manera de un salario y se perciben por lo tanto en recurrentes devengos mensuales; las AES pretenden atender a necesidades ocasionales y se pretende que se presten una sola vez en función del hecho provocador de la emergencia -digo que "se pretende" porque una era la idea del legislador y otra la realidad social en que se aplica la normativa, y la inmensa mayoría de las AES se han ido en el pago de alquileres a que se ven obligados sus beneficiarios.
Una de mis más íntimas convicciones ha consistido en pensar que los sistemas de apoyo público a las personas que atraviesan la triste circunstancia de la pobreza o se encuentran a dos pasos del umbral que conduce a ella constituyen obligado contrapunto a la economía de mercado. Sustituyen históricamente a la caridad privada, y son desde luego más justos porque se establecen de acuerdo con un criterio de generalidad y se supone que ayudan a resolver todos los problemas que exigen de respuesta. Y no sólo lo he pensado así, a lo largo de mis años de parlamentario vasco he formulado todo tipo de iniciativas tendentes a conseguir su extensión, y la prueba de lo que afirmo está en el registro del Parlamento, que supongo público. .
Es cierto que hay gente que no está de acuerdo con los sistemas de ayudas públicas. Santifican de tal manera al mercado que consideran un gravísimo pecado el alejamiento de sus premisas básicas a través de la intervención administrativa que busca corregir los desequilibrios que subyacen en todas las sociedades, y cuando estas ayudas -las rentas básicas en concreto- rozan el umbral del salario mínimo no se echan las manos a la cabeza preguntándose perplejos si se puede vivir con ese tan exiguo ingreso, al contrario: se mesan los cabellos cuestionando la existencia de unas ayudas que establecen importes muy cercanos al mínimo legal -incluso superior a él, en función del número de componentes de la unidad familiar- ya que nadie está dispuesto a trabajar a cambio del salario mínimo si se le concede un beneficio de parecida cuantía y libre de compromisos laborales- . No profundizan mucho más en la materia, construyen una suerte de círculo vicioso según el cual son los pobres los únicos responsables de su pobreza. Quienes así piensan son los llamados neo-conservadores -o "neo-con"-, disfrazados de liberales y que pueblan las filas de los partidos de la derecha, del Partido Popular, especialmente entre sus dirigentes en nuestros pagos vascos.
Pueden no estar de acuerdo, pero su contrapartida no es otra sino el capitalismo salvaje que muestran las imágenes cernidas sobre la insolidaridad humana de los enfermos inatendidos por los hospitales estadounidenses porque carecen de seguro médico. En la cultura europea el Estado asume la responsabilidad de ofrecer a los ciudadanos, en forma de un extenso salario social, prestaciones sanitarias, educativas o asistenciales. Constituyen todas ellas un valor a preservar, si no en aplicación de un elemental concepto de justicia, al menos por un criterio de egoísmo certero: como me decía mi amigo Juan Carlos -"Zampa"- Escauriaza :
- No hay que olvidar que las revoluciones las provoca el hambre.
Por eso me siento perplejo ante la iniciativa municipal que motiva este comentario. Lo mismo me ocurría cuando escuchaba la intervención de una parlamentaria del PP que pretendía lo mismo que ahora ha determinado el Ayuntamiento bilbaino, pero para todo el territorio vasco. Yo me ausenté de la votación para no quebrantar la disciplina de grupo y el resto de la Cámara votaba en contra. Hoy, el nacionalismo que gobierna Bilbao se aplica con rapidez digna de mejor causa a la ejecución de esas mismas políticas: es lógico, las derechas se unen siempre, aunque dispongan de compañeros de cama tan singulares -"politics makes always strange bedfellows"- como los nuevos conservadores que hoy emergen curiosamente desde las filas de Ezker Batua.
¿Han pensado en la coalición que gobierna Bilbao que quizás habría previamente que en incrementar los servicios sociales de base? ¿O es que los marginados no necesitan de consejo, de asesoría y de acompañamiento? Y que no digan que con semejante medida están mejorando la prestación de asistencia: lo que están creando es una inspección sobre la pobreza.
Comprendería que se incrementara la inspección de Hacienda en una autonomía cuya economía sumergida supera los 9.600 millones de euros -según estudio de la UPV realizado por encargo de la Diputación Foral vizcaina-, pero no puedo entender que se estreche el cerco sobre los débiles.
Podrían nuestros munícipes haber resuelto ampliar el plazo para que las personas con derecho a estas prestaciones puedan presentar sus solicitudes, pero al Ayuntamiento le mueve más el temor a la picaresca que el socorro social: el plazo para la petición de las AES empieza el 4 de febrero y concluye el 15 del mismo mes. ¿Qué ocurrirá con las necesidades que se generen desde el 16 de febrero hasta el 31 de diciembre? Yo se lo digo: que tendrán que esperar hasta el año que viene, con inclusión de la probable visita de uno de esos cinco inspectores que arderá en deseos de conocer si además de la nevera solicitada dispone el presunto beneficiario de otra en perfecto estado de uso. En el improbable caso de que así ocurra la utilizará seguramente como armario, porque a lo mejor carece de recursos suficientes como para pagar la factura de Iberdrola que supone alimentar semejante aparataje electrodoméstico. Ya sé que el ejemplo se inscribe en el terreno de la causticidad, pero no es menos ridícula la pretensión fiscalizadora emprendida por nuestro consistorio.
Vivimos en los aledaños de una recesión. El mes pasado todos los días se incrementó el desempleo en más de 4.000 personas en toda España, en el País Vasco el paro de los inmigrantes se ha incrementado en los últimos 30 meses dos veces y media y uno de cada cuatro bilbainos vive al límite y bajo la amenaza de la pobreza.
En tiempos que preconizan una drástica reducción en el número de puestos de trabajo es preciso poner la burocracia de la Administración al servicio de los débiles, no al de su persecución. Insisto, si no por el sentido de la justicia por el del egoísmo. ¿O es queeEstamos seguros de que ninguno de nosotros va a necesitar nunca de esas ayudas?

martes, 5 de febrero de 2008

De palos y velas

Germán Yanke ha escrito un artículo en "ABC" en el que se hace eco de la posibilidad de que UPyD pueda obtener representación parlamentaria en las próximas elecciones generales. Empezaré por agradecer el comentario, que se encuentra por otra parte avalado por encuestas publicadas y privadas: es tal la sequía informativa que nos rodea que parece haberse establecido como nueva regla de buena crianza o de uso de lo políticamente correcto en España el no referirse a este partido. Claro que Germán Yanke se toma muy en serio a sí mismo -¿demasiado?- y repite hasta dos veces en su artículo que es preciso no confundir la mera posibilidad con su cumplimiento, eso de la equivocidad de los pronósticos que es lo único cierto cuando se pone uno ante su propia bola de cristal. Y es que por lo común el yerro es en los mercados de futuros de la política bastante más frecuente que el acierto.
Germán Yanke es un liberal que decidió observar el ruedo vasco e hispánico desde la barrera. Lo formularía en el otoño de 1.982, cuando un grupo de liberales bilbainos -cuatro y el tambor- nos resolvimos integrar la llamada sopa de letras en las elecciones de ese año bajo la marca del PDL, partido que presidía entonces Antonio Garrigues Walker. Fueron los comicios que acabaron por mucho tiempo en España con las posiciones del centro moderado y abrieron la puerta a un modelo de bipaartidismo imperfecto, en el que PSOE y AP recorrían casi todo el espectro político, dejando un limitado espacio al pequeño partido que luego fundara Adolfo Suárez con algunos de los vestigios del naufragio que se llevaría por delante a UCD.
Germán Yanke no quería que el diminuto Partido Demócrata Liberal vasco participara en aquéllas elecciones. Le recuerdo en la diminuta sede de que disponíamosen la calle Henao de Bilbao. Germán Yanke explicaba su tesis que bien pudiera expresarse a la manera de las antiguas máximas:
- Antes de ir a unas elecciones hay que hacer el partido.
Pero se trataba de la evocación de un interminable círculo vicioso, nunca un partido se encuentra lo suficientemente maduro para confrontarse con los otros, y al contrario son las elecciones las que lo maduran. Porque las elecciones son para los partidos lo mismo que las bicicletas lo son para el verano -en el afortunado título de la película de Jaime Chávarri-. Uno puede crear una plataforma -un club político- y no tiene por qué presentarlo a las elecciones; desde el momento en que se determina la fundación de un partido esa decisión debe operar con todas las consecuencias y, en política, las elecciones constituyen la más palmaria de las consecuencias que son esperables para un partido. El caso contrario -un partido que no se presenta a unas elecciones- se parece bastante a un enfermo en fase de irreversibilidad terminal. Ejemplos de lo que digo pueden encontrarse a miles, y como para muestra sirve con un botón, en la escena política vasca podemos fijarnos en la trayectoria de Unidad Alavesa, que acabaría coaligándose con el PP y pidiendo el voto para ese partido para luego desaparecer.
Cuando creamos UPyD sabíamos de la dificultad del proyecto, intuíamos las dificultades de financiación -quizás no de forma tan descarnada como ahora se presentan- y acertábamos con los espacios de sombra informativos que se cernían en nuestro entorno. Pero descubrimos el insustituible capital humano que recibe el calificativo de la ilusión y nos hemos lanzado al que pretendemos nuevo ruedo hispánico asumiendo la confrontación con los viejos partidos.
En 1.982 éramos conscientes de nuestra pretensión: regenerar el centro político en el País Vasco y contribuir a hacerlo en el espacio nacional desde un ingrediente liberal. Ese objetivo se consiguió en el año '96 y obtendría mayoría absoluta electoral sólo cuatro años después. En el País Vasco, de la mano de los socialistas y de los movimientos cívicos, estuvo a punto de conseguirse en el año '91.
Hoy nuestro objetivo consiste en regenerar la vida política española desde la transversalidad. El liberalismo que otros arrojaron a la cuneta -¿consistía, ahora que estamos en Carnavales, sólo en una máscara que ocultaba sus verdaderas intenciones?- vuelve a constituirse en ingrediente fundamental del proyecto.
Como en 1.982 los hay quienes han preferido aguardar en sus cuarteles de invierno a la espera de lo que digan los electores. Otros, como Germán Yanke, han optado por ejercer su liberalismo desde la letra impresa en los medios de comunicación. Hay tantas velas como palos que las soporten. Y eso apenas importa. La clave de este asunto –cpmo de la gran mayoría-- es que todos conozcamos el nombre del mástil que hemos decidido aguantar.

lunes, 4 de febrero de 2008

La fuerza de la vida

Mi comentario de hoy se refiere a una niña que tiene ya 20 años. He dicho niña y he dicho bien. Pilar nació con el cordón umbilical enrollado a su cuello, lo que le produjo un infarto medular. Vive desde entonces en el hospital de Cruces -Barakaldo- y necesita de respiración asistida. Es tetrapléjica.
Acostumbrada a vivir en la unidad de pediatría ha crecido rodeada de niños cuya edad ha dejado atrás, conservando sin embargo los mismos sentimientos infantiles que ellos tienen. Las visitas procedentes del mundo exterior que recibe las componemos un amplio elenco de personas, pero todos formamos parte de una o de dos generaciones hacia arriba respecto de la suya. Fijada de esa manera al mundo de los niños, Pilar lo es también. Una niña muy lista, como lo era su madre.
Porque hace cinco años perdió a su madre y su vida amenazaba con desmoronarse, pero Pilar resolvió aguantar y ser feliz, en medio de todas las adversidades que la rodean. Vivir es una decisión cotidiana que formulamos todas las mañanas en ese momento que media entre el sonido del despertador y el gesto de hacer a un lado las sábanas para encarar una jornada más. A Pilar no le suena el despertador ni se puede levantar de la cama por sí misma, pero no por eso le es extraño ese principio fundamental: la voluntad de seguir viva.
Pilar es una lección de lo que significa la vida humana, la de cualquier persona. Una vida única e irrepetible, volcada hacia un mundo reducido -¿pero qué mundos no son pequeños?-; sorbiendo con fruición de su entorno y ofreciendo, a la vez, la gracia de su sonrisa y de su risa, la gracia de sus pedorretas y de alguna de sus quejas.
Pero ha tenido también malos momentos. Por los hospitales navegan siempre los más heterogéneos virus, deseosos de encarnarse en infecciones para destruir los organismos de quienes habitan esos recintos. Hace tres días desde que escribo este comentario que me dijeron que Pilar estaba grave. En realidad ya lo sabía y en mi pregunta sobre el estado de su salud buscaba yo más una confirmación que una respuesta. Saturaba poco, no le llegaba el oxígeno. Ese treinta por ciento de un solo pulmón útil que tiene empezaba a decirle adiós, agotado de tantos años de respirador artificial.
Lo pasé mal. He contemplado a la Muerte en diversas ocasiones a lo largo de mi vida. He observado los cadáveres de mis abuelos maternos, de mi padre... Nada es igual sin embargo a la contemplación de tu propia muerte, cuando la Vieja Señora vestida de negro se lleva a tu mujer y te hace el efecto que muchos años de tu vida forman parte del mismo cortejo fúnebre.
Y sentí lo mismo cuando imaginaba la presencia de la Muerte en la habitación de Pilar. Y no debe resultar exagerado ni producto de una fértil imaginación: Proust le contó a Celeste Albaret, su criada, que había visto a la Vieja Señora pocas horas antes de cerrar definitivamente los ojos y una pintora vitoriana me narraba su juego al escondite con la Muerte por las calles de Lisboa.
Y Pilar ha sorteado a la Señora de la guadaña lo mismo que hiciera en una ocasión mi amiga de Vitoria. Porque quiere vivir, tiene esa inmensa fuerza interior que la ayuda a forzar todas y cada una de las previsiones médicas y a batir los récords que figuran en el libro Guinnes.
Nadie le ha hablado a Pilar de la sabiduría oriental y dispone de poco más que de la fé del carbonero -incluída una manía definida al cura del hospital a quien le dedica una cumplida ración de pedorretas y que no sé muy bien de quién habrá heredado-. Pero ha desarrollado una suerte de espiritualidad interior que sólo resulta comparable -por inversamente proporcional- con su reducido y atrofiado organismo.
A veces, cuando voy a verla, me la encuentro ensimismada, una décima de segundo antes de que ella advierta mi presencia. Me gustaría entonces disponer de un haz de luz tan poderoso que me permitiera conocer la realidad de sus pensamientos, pero soy consciente de que esa vida íntima de Pilar sólo a ella pertenece y que en ese terreno vedado somos intrusos hasta los más próximos.
Pienso que nos morimos cuando queremos -siempre que no sea un azar accidental el que se nos lleve-. Lo mismo que mi abuela materna cuando reunió a sus hijos para anunciarles que había decidido marcharse: esa misma noche se iba con esa finura de maneras y esa inteligencia privilegiada que ella tenía. De modo que, cuando desaparece la lucha por la vida, uno convoca a la Muerte para entregarse al viaje final. Hay muchas maneras de suicidarse, las pasivas son las más frecuentes.
Pilar posee lo que bien pudiera calificar de una aparentemente inagotable fuente de vida interior que calma su ser sediento y parece disponer de todas las respuestas para todas las preguntas.
Ayer, antesdeayer, arrojaba de un lado de su cama -una vez más- a la Muerte. Y yo, que intuyo los ropajes negros y la centelleante guadaña que lleva la Señora, me alegro nuevamente de su derrota. Creo que también ella -como Pilar- es sabia. Y sabe que debe esperar.