lunes, 6 de abril de 2009

Una de embajadas

El Mercedes del embajador de la reina de Holanda en España entra en el garaje del chalet que acoge la representación de los Países Bajos en Madrid puntual a la hora de la cita: son las 10 de la mañana del último lunes de marzo. Momentos antes, una joven holandesa rubia, esbelta y de estatura corta -su secretaria- me ha pedido que espere unos minutos.
El señor Van Hollemburg ronda esa edad indefinida que tiene más que ver con los cuidados y/o atribulaciones vividas que con otra cosa; podría tener 50, quizás 60 años. Es un hombre afable y desenvuelto.
Le hablo de UPyD, y el embajador demuestra encontrarse al corriente de la política española. Sabe bien de la trayectoria de nuestro partido y de las actuaciones de Rosa en el Congreso.
- Cuando supieron que usted venía a verme -me confiesa Van Hollemburg- mucha gente local del personal de esta embajada me ha pedido que le diga que votaron por su partido en las últimas elecciones.
Hablamos de nuestras ideas, de las elecciones vascas, del futuro del gobierno en Euskadi y de las próximas europeas. El encuentro se prolonga durante una hora.
El embajador no encuentra en el paisaje político de su país un partido similar al nuestro con el que ponernos en contacto. Todavía la vieja política sigue incólume en algunos Estados de la Unión Europea, pienso para mis adentros.
Van Hollemburg relee mi tarjeta. Se lía con mi segundo apellido -Barandiarán- y le digo que el primero es más fácil de pronunciar.
- Es un apellido ilustre -observa el embajador-. ¿Tiene algo que ver con usted?
Le contesto que don Antonio Maura fue bisabuelo mío. Estamos ya de pie, a punto de concluir la reunión. Van Hollemburg deambula por su despacho, la mirada puesta en el techo. Me cuenta la historia del barón de Rippenda -un antecesor suyo en el cargo- que se hizo católico, fue nombrado duque -Grande de España, subraya-, traicionó a mi país y luego al suyo, se pasó al Islam, convirtiéndose al mahometismo.
- Menos mal que la vida es corta -observo-. A ese paso podía perfectamente haber acabado en el animismo, prácticas del rito vudú incluídas.

Sólo me encuentro con 3 personas, incluído el embajador, en la representación diplomática de Bulgaria en España.
Iván Christov lleva en nuestro país desde los tiempos de la transición. Así que me atraviesa la duda respecto de su trayectoria democrática, a la vista de la reciente historia de Bulgaria. Pero sus maneras y forma de plantear las situaciones son las de un profesional.
Hablamos de política, por supuesto. Y de las dificultades que supone poner en marcha un nuevo proyecto político en un panorama cerrado como el español.
"Hay 200.000 búlgaros en España y pueden votar en las europeas, si quieren", me dice. "Podrían entrar en contacto con sus asociaciones", observa.
Me habla de las dificultades por las que atraviesan los países del este. No podemos ser insolidarios con ellos en estos momentos, le digo. El embajador está de acuerdo.
Una hora después del comienzo de la reunión me pongo mi abrigo. "Hablo todos los días con mis hijos en Sofía -me dice Christov-. Allí hace bastante calor.
Pero en Madrid ha regresado el frío del otoño, pienso mientras que me dirijo a mi próxima cita.

2 comentarios:

Antonio Valcárcel dijo...

Estimado Fernando:

Es difícil, o pocas opciones se dejan al crítico cuando se pretende dar toques personales al escrito de un diario personal. Sin embargo, es evidente que eres más diplomático que político o que tus esquizoides, como buen escritor, es capaz de sembrar opiniones a tu antojo ¿Será, por tanto, que eres una mezcla de político que aún no ha alcanzado su norte; un escritor que aún no sido consagrado por las grandes editoriales; o un político que calculas sus opiniones?
Es obvio, dispones de grandes talentos, capaz de manejarlos a tu antojo, que pasan por alto de la agudeza intelectual de la que la mayoría de tus seguidores somos incapaces de seguir.

Una frase: “Obras completas de JOSE MARTI”.

José Martí: " Por lo que alcanzaba yo ha observar, la vida no le producía placer ni dolor. Si estudiaba la impresión que hacía en ella los agentes físicos, veía que el frío y el calor la conmovían de una manera notable: EL SOL LE DABA DESEOS DE SALIR DE CASA: EL AIRE FRIO DE VOLVER A ELLA. No era de ningún modo infeliz.

Juan Paricio Cardona dijo...

Sr. Maura:

He leído su conferencia sobre Europa en el Ateneo de Madrid y quisiera enviarle alguna información sobre el almacenamiento de residuos nucleares. ¿Hay alguna dirección de correo electrónico a la que pueda hacerlo?

Reciba un cordial saludo,

Juan Paricio
juanparicio@hotmail.co,