jueves, 25 de febrero de 2010

La primera cumbre europea bajo presidencia española

A decir de algunos expertos, el primer Consejo que ha tenido lugar bajo la presidencia española se ha producido desde la ausencia de la “politesse” que los buenos y refinados modos de la política europea acostumbran. Al parecer, Alemania ha sido consciente de su mala manera de actuar, no así Francia, que es capaz de ningunear a España sin por ello deber presentar excusa ninguna, dicen esos mismos expertos. Y eso que la política exterior española, si es alguna, resulta más que complaciente con el Estado vecino. Que cada uno saque sus conclusiones.
La crisis empieza a pasar factura en el modelo de Unión Europea. Y ya se habla de “declive” –quizás traduciendo mal el término inglés “decline” que se parece más al de “decadencia”. Testimonio de eso es la pérdida de valor del euro respecto del dólar. Aunque no siempre es mala esa depreciación, especialmente para los exportadores.
Y es que la crisis griega, a la que se unían la de Portugal, Irlanda y… la más temible española, han cogido a la Unión sin mecanismos previos para conjurar estas situaciones. El Fondo Monetario –a pesar de lo que dijera The Economist- no puede intervenir en este caso. Pero es que el juego de los intereses dice que los británicos pretenden que su City no pierda el protagonismo, lo que sí ocurriría en el caso de una Unión monetaria firme.
En esa pelea, los alemanes saben que es importante su control directo, de modo que asumirán personalmente el control del Banco Central Europeo, a través de un “ortodoxo” Weckmer, que sustituirá a Trichet.
Lo que viene a demostrar el Consejo europeo es que se va configurando de nuevo el eje franco-alemán, que la historia reciente había debilitado. Un eje al que España debiera unirse, pero en el que no se la espera, dados sus crecientes problemas internos.
Otra de las evidencias de esta cumbre ha sido que, ante la petición de reglas universales para casos como los de Grecia –“choques asimétricos”, en la fraseología europea- se ha contestado con una respuesta “ad hoc”, que sólo contempla el caso del país heleno.
Y a pesar de las formas, se ha producido un acuerdo que conviene a España: que la PAC continuará siendo un objetivo estratégico de la Unión. Eso sí, se trata de un acuerdo político al que no se acompañan las cifras correspondientes. Veremos…

miércoles, 24 de febrero de 2010

Intercambio de solsticios (58)

TURNING AROUND

Vuelvo a casa/es el último sábado de agosto.
Pilar me pide que me vaya/ha llegado su hora,
Y tú sigues en la cama/una cama muchas veces
Deshecha, arrugada, de tanto usar sin componer.

Sujetas un pedazo de papel higiénico
Con el que te secas las lágrimas,
Y me señalas unas pastillas:
"Son contra el dolor muscular", me dices.
Y yo rebusco por detrás de tu almohada,
Tantas veces testigo de tus delirios,
Y toco con la mano un objeto consistente,
Y lo saco/Es un frasco de plástico,
Leo lo que dice/una crema de "Nivea",
Y me tranquilizo/al menos momentáneamente,
Porque el líquido que hay en su interior,
No es ninguna crema/y tiene un color pardusco
Me voy con él a la cocina/y lo sirvo en un vaso
Y luego/mojo con el dedo/y chupo el dedo:
Sabe a whisky/al mismo whisky "Doble w",
Que sorprendí al borde de tu cama/el otro día.
No sé qué cosas te digo/todas seguramente
Impropias/Y cierro de un portazo la entrada
De nuestro triste dormitorio/Hecho de largas
Horas de depresiones y borracheras.
E insomnios, que yo combato a base de pastillas,
Mi vida sigue dando vueltas/en una, en otra
ó Direcci�n/como en un tío vivo infernal
Y yo quisiera bajarme de ahí.
Pero aún nadie me dice cómo puedo hacerlo,
Nadie me dice cómo se puede hacer eso,
Sin que tú sufras más a causa de mi abandono
Sin que yo acaso pueda llegar a culparme por ello.


(31.8.02)

lunes, 22 de febrero de 2010

Intercambio de solsticios (58)

Era el color, pero también estaba la dimensión del olor. Y era también algo a lo que se habían acostumbrado, como cuando alguien atraviesa una calle en cuya calzada existen contenedores abiertos, que una huelga de basuras hubiera dejado deteriorarse hasta la putrefacción. Era ese olor a detritus que se mezclaba con ese otro –más característico del que se produce en el campo- donde el abono, dispuesto ya para la siembra, y aún cerrado en las grandes bolsas de plástico negras, hiede en la antaño limpia naturaleza.
No había colonia que disfrazara aquel olor. Hacía ya tiempo que se había acabado. Y ahora las mujeres se pegaban y se tiraban de los pelos en las colas de los mercados negros si alguien ofrecía aquellos modestos productos frescos que se vendían a granel. ¿Qué decir de im frasco de “Heno de Pravia”? ¿Cuánto se podía pedir en el mercado por un perfume de Chanel o de Dior? Había gente que mataba por esas gotas de elixir de las que ya nadie tenía noticia de que fueran fabricadas por alguien.
Y el olor de Chamartín era el tráfico de los hombres para quienes el agua de la ducha se había convertido en un lujo tal que nadie podía exigirlo de nadie, de los productos que ya no había quien los recogiera, del ambiente plomizo –cuando apenas llovía- que fijaba todo ese conjunto de pestilencias como el barniz pega los colores en los lienzos.
Pero se habían acostumbrado a esos olores, de la misma forma con que la gente del mar no es capaz de advertir lo poco natural que le resulta a la gente de tierra adentro que el agua adquiere tonalidades que anuncian el tiempo que inevitablemente presagian: la oscuridad del tornado o la claridad y transparencia de los días límpidos. O ese color gris de los días en que amenaza sin duda que cumplirá su intención de caer en precipicio la nieve o esas mañanas azules en que los ribetes de las montañas se perfilan con nitidez total en el horizonte. Días de calma chicha, días de tormenta.
Olores y colores. Tiempos lejanos en que los hombres vivían los espectáculos con la placidez de los hechos que no nos afectan, porque el mal olor se combatía con el agua corriente, el gel o el jabón y el desodorante y después venían los frescos perfumes para cerrar el problema; porque los colores incesantes se difuminaban en la paleta de los arquitectos y en la magia de la naturaleza.
Hoy era la uniformidad que traía además las consecuencias de todas las enfermedades, de todas las epidemias devenidas en pandemias. Era el hedor y el color de la muerte. De esos enfermos que ya nadie podía, sabía ni quería tratar. Porque en el “primus vivere” de aquellos tiempos, la natalidad estancada y la mortandad galopante, la humanidad decrecía y la vida se vivía con una inconsciencia tal que ni siquiera los alegres años de la abundancia habrían podido superar.
Pero era llegado el momento de entrar en la vieja estación. Ahora el “palacio” del gobierno de Chamartín.

viernes, 19 de febrero de 2010

Crónica de un debate

Pues me dirán ustedes que esto no se está poniendo serio. Creo que era el Presidente norteamericano Lincoln –aquel que aboliera la esclavitud- el que dijo esta épica frase: “Algunas personas pueden engañar a todo el mundo alguna vez; algunas otras pueden engañar a algunas personas todas las veces, pero no es posible que nadie pueda engañar a todo el mundo todas las veces”.
Y esto es, más o menos, lo que le ha ocurrido al fin a Zapatero. Engañó a España y al mundo –no a todos, por supuesto- durante un buen período de tiempo. No veían que “el rey estaba desnudo”, no se daban cuenta de su inconsistencia, de su insólita levedad…
Pero ahora se están despertando. Y son los mercados internacionales los que marcan la pauta. Zapatero es solamente lo que muchos sabíamos de él, un improvisador, un hombre que se agota en su imagen, un fracaso de gestor y gobernante, uno de los peores políticos –si no el peor- que nos ha traído la reciente historia española.
Y, como los mercados internacionales, también las televisiones de otros países nos acogen donde las cadenas oficiales tienden a desdeñarnos.
Fue el caso de France 24, que organizaba un debate sobre la presidencia española de la Unión Europea y lo hacía con la participación de López Garrido –Secretario de Estado para las Comunidades Europeas-, Méndez Vigo –eurodiputado del PP- y yo mismo.
Que UPyD va para arriba ya lo sabemos nosotros. Pero hace falta para nuestro ánimo que alguno te lo reconozca. Y este ha sido un reconocimiento en toda regla.
Nos reuníamos en el restaurante Samarkanda, situado en la estación de Atocha. A los franceses les gustan las “mise en scène” y esta tenía su aquel. Sonban las voces en “off” anunciando las entradas y salidas de los trenes ante el follaje de plantas que circunda el restaurante. Y alguien sugiere que a escasos metros de aquí estallaron las bombas que los terroristas pusieron para desestabilizar un proceso democráico.
Garrido y Méndez Vigo dicen creer que el espacio europeo debe ser un ámbito para el consenso, pero ni siquiera lo piensan. En realidad todos los espacios lo son. Se parecen ambos partidos más de lo que algunos piensan. Más que alternativas son especies que se miran en los espejos, de modo que donde uno ve el lado izquierdo su contrario ve el derecho, y lo mismo da: dicen las mismas cosas, tienen la misma distancia respecto de los problemas y prometen las mismas falsedades.
Así, para Garrido la ausencia de Obama en la cumbre americano-europea durante la presidencia española era una mera “cuestión de agenda”, lo cual no le fue replicado sino levemente por su interlocutor del otro lado del espejo. Yo dije que eso quería decir que para los Estados Unidos no existe Europa, sino 27 Estados con políticas económicas, sociales, energéticas, exteriores… diferentes. Y nadie va a ver la nada cuando además quien representa a la nada es la nada pluscuamperfecta.
Rotó el debate sobre la crisis española. Méndez-Vigo recitó el catón de los falsarios cuando equiparó nuestra situación a la de 1996, cuando España no cumplía ninguno de los requisitos para entrar en el espacio euro y el gobierno del PP lo conseguía. Se lo he oído decir a Montoro, pero ni él mismo se lo cree. Saben que se trata de algo mucho más difícil, que no hay recetas y que sólo en el medio y largo plazo y en la cualificación de nuestra mano de obra está la solución, y en la apuesta por un nuevo modelo de crecimiento. Tareas que explicar y con las que a lo mejor ni uno ni otro ganan las elecciones.
Intenté replicarle, pero no me dieron la palabra. Pero cuando me tocó intervenir dije que España tenía que poner en práctica toda la agenda de Lisboa, pero que en unas pocas semanas se había debido concentrar en la gestión de su propia crisis. Nada, otra vez. Pude citar las palabras del Financial Times –un peligro para Europa- y la frase de The Economist: “La fiesta ha terminado”. Y hay que pagarla, añadí. Dije que el Fondo Monetario augura un período de ajuste duro para España, con reducción de salarios incluida. Mientras tanto, mis eximios interlocutores , reproducidos por sus espejos, aseguraban que España “es un país serio”.
“Que nos coja confesados”, pensaba yo con una cierta tristeza al constatar en qué manos nos encontramos y salir de esa estación que tantas ilusiones despierta y tantas amarguras concita, las dos a la vez. Quizás porque, ilusión y amargura, son las sensaciones que evocan los viajes…

lunes, 15 de febrero de 2010

Noticias venezolanas

Recuerdo que durante la campaña de las europeas –o la pre-campaña- UPyD organizaba un acto con la oposición cubana radicada en España. A la salida del mismo una persona se dirigía a Pepe García Albi, organizador del acto, y le pedía un contacto con nosotros: se trataba de un opositor al régimen para-dictatorial de Hugo Ch.avez.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Pero ese tiempo no le ha ido bien al nuevo gorila del Caribe. Los venezolanos empiezan a sentir los efectos de una pésima gestión económica, que se unen a un recorte cada vez más drástico de sus libertades.
Dos representantes de la oposición venezolana nos visitaban en la sede de Cedaceros. Aquí explico algunas de las cosas que nos contaron.
- Chavez está recortando la actividad de las empresas entre un 20 y un 30% por la falta de electricidad.
- Hay conexiones probadas entre el Islam más radical y Venezuela: Hamas y Hezbolá están presentes en ese país.
- Chavez ejerce una repressión policial, pero también para-policial, a través de bandas propias.
- A todo ello hay que unir una delincuencia no reprimida por el régimen que mata a unas 15.000 personas al año.
- Chavez está habilitando a militares cubanos como mandos intermedios fieles a él en el Ejército venezolano. Eso ha provocado la renuncia de su compadre y número 2 del régimen chavista.
- Según nuestros informantes, el Ejército venezolano no está dispuesto a seguir a Chávez hasta el precipicio –y luego a tirarse por él.
- No creen en la posibilidad de una victoria electoral por la oposición. Chavez ha instaurado el voto electrónico, lo que le permite manipular las elecciones y le preoporciona la mayoría que él quiera.
- Critican la acción exterior de España a este respecto. Chavez ya ha anunciado que ganará las elecciones por un 54%.
- Consideran que ni siquiera defendemos los intereses de las empresas españolas ubicadas en Venezuela. Ahí están los casos del Santander o de Repsol.
- De manera que nuestros interlocutores piensan más bien en una intervención del Ejército que reponga la democracia.
- Y nos cuentan una significativa historia. Venezuela era un país cuya gente vestía de una forma elegante y correcta. Las señoras arregladas y los señores con traje. Hoy día todos se han uniformado: pantalones vaqueros, camiseta y zapatillas deportivas. En el trabajo guardan los trajes y los vestidos. Nadie quiere que lo señalen, porque eso equivale al insulto, a la descalificación.

lunes, 8 de febrero de 2010

Intercambio de solsticios (57)

Historia de Adelfa (7)

El testimonio seguía diciendo:

Bueno (…) hasta los 4 años, de vida normal, espiritualmente. Hasta los cuatro años seguía siendo normal. Pero, a partir de los 4 años (…) pues, malviviendo, como mártir en el calvario. Entonces, según (…) empecé a ver gente, pero que según yo, no tenía (…) Entonces, empezó siendo una broma. La cual me llevó, diríamos, a una enfermedad más amplia. Nació un bebé, y mi madre me llevó, y yo decía: “Ese bebé va a morir dentro de 4 horas”. Y eso ocurría. Entonces, mi madre (…) en ese campo (…) pues mucho miedo. Porque, la gente del pueblo, ya no hablaban, decían que yo era la maldición. Cuando yo decía algo, pues ocurría (…) Desde luego que (…) Dijo que, para más motivos, pues no me quería (…) una enfermedad (…) hasta el extremo de decir yo (…) que venía a recogerme (…) y que, cuando transcurrió esa enfermedad, tan lenta, pero perjudicial. Entonces me llevaban, pues a miles de sitios, como había dicho en la otra cinta, para curarme. Y, según algunos sitios, decía que yo había nacido antes, que yo había regresado, y que yo era un ser que no era de esa tierra, de ese planeta, y cosas de estas (…) Decir “ovnis” no tiene influencia, pero si la tuviera, sí que lo diría. Porque no tenía ni explicación, una chica que no había visto un avión, nunca había visto un helicóptero, supiera que hay algo que suele bajar y que suele volar (…)
A partir de ahí, pues, yo me quedé en ese rincón de la casa, viendo todo lo que pasaba, comentándolo a todo el mundo. Si yo veía algo malo, lo decía (…) me taparon esa visión. Y, como era muy difícil curarme, porque en Guinea, como es muy difícil curar esas enfermedades, porque eran enfermedades espirituales, me llevó mi madre a una curandera. Esa curandera, curaba como (…) enfermedades (…) tenían muchos nombres. Se pueden llamar (…) nombres que significan cada uno múltiples cosas, las enfermedades espirituales curadas por las mujeres, y el “butí” (?) era, y sigue siendo, ¿eh?, enfermedades espirituales, pero, y algo más, algo más significaba que era curanderismo y al mismo tiempo (…) la cabeza (…) por eso mismo (…) ¿qué pasa? (…) hablaron con mi hermana. Empiezo a ir a clase, normal y corriente, y un día vuelve a la carga mi enfermedad, porque normalmente yo, personalmente, no me acordaba de lo que me había pasado 2 años atrás, porque habían pasado ya (…) como 6 años después. Entonces pasó que (…) a clase, una mañana, y un profesor de religión estaba hablando precisamente de las enfermedades espirituales. Entonces, cuando pasó eso, hubo algo en mí que (…) la crítica del profesor. Entonces, me quedé como inválida, yo no podía moverme (…) inmóvil (…) En ese caso, pues me llevan al médico. Y el médico (…) Por cierto. Pero, me mandan a curanderos tradicionales. Bueno, y cuando me mandan al curandero tradicional, llegamos ahí, y el curandero dice: “(…)” Pues el silencio que habían guardado hasta ese momento (?) Tienen que llevarme ya, para que arreglen ese problema, y si no, va a pasar algo peor de lo que les había pasado aquel día. Y mi hermana (…) problema, ya me manda a Guinea. Y el día que salí en Libreville mi hermana me dio dinero para que yo viera a mi madre y para que me hagan el tratamiento.

viernes, 5 de febrero de 2010

Arnaud Roux

Conocí al joven consejero político de la embajada de Francia en el acto que UPyD organizaba para presentar a nuestro partido a la representación del cuerpo diplomático acreditado en España. Hablé con él durante un rato y le pedí que me pusiera en contacto con la gente del Mo-Dem –el partido presidido por François Bayrou, un partido centrista que lucha en un terreno complicado a causa de una ley electoral estrictamente mayoritaria y que es el tercero de Francia-. Y Roux me facilitaba sus coordenadas.
No mucho después, Arnaud me invitaba a comer.
Eligió Roux como plato fuerte un bacalao al pil-pil. Y yo, recordando la anécdota histórica de Bilbao, cuando un comerciante de bacalao al por mayor pedía a su proveedor de pescado 10.000 kilos de este pez, pero se equivocaba poniendo en el pedido un cero más a la derecha. Llegó la partida y el pescatero se echaba las manos a la cabeza: “¡Qué hago yo con esto ahora!” Pues llegó el sitio de los carlistas –creo que el segundo- y el comerciante se forraba. Unas de las recetas que hicieron furor en aquellas duras semanas fue la del “bacalao al pil-pil”, que consiste en este pescado, aceite de oliva y “mucho cariño”.
Así que, entre pil y pil, Roux se interesaba sobre la cuestión vasca, los problemas económicos de España y las propuestas de nuestro partido.
Es de notar cómo el diagnóstico que hacemos desde UPyD se comparte por casi todo el mundo que habla contigo. Y no se trata sólo de una cuestión de educación. Se observa que la deriva económica y política española resulta preocupante para todos, que la digestión actual del Estado de las Autonomías parece más que difícil y que la calidad democrática en nuestro país es manifiestamente mejorable.
Y que UPyD es un partido con una respuesta firme a todas esas cuestiones, que huye de las componendas a que son tan sensibles los partidos tradicionales y que está creciendo en un contexto de notable insatisfacción política.
Los países serios, los que disponen de una economía fuerte y que están saliendo de la crisis, saben que las cosas no van bien en España. Y algunos, como Francia, están interesados en nuestro proyecto. No es poca cosa.

jueves, 4 de febrero de 2010

Un paseo por Zamora

Este sábado del final de un frío mes de enero paseo por la calle peatonal de Zamora. Es la más transitada de la ciudad, allí se encuentran la catedral, el parador y las principales tiendas. Se trata de la calle Santa Clara.
Una mujer lleva de la mano a una niña. Esta le pregunta:
- ¿Por qué papá se marchó de casa?
La señora -¿su madre?- pone la mirada en el cielo azul de esa mañana y contesta:
- Tu padre decidió irse con Inma…
Y la niña continúa la frase inacabada.
- Así son las cosas…
- Así son las cosas –asiente la mujer-. Nada es para toda la vida.
Y yo prosigo mi paseo recordando el acto de nuestra gente de Zamora en la tarde anterior. El trabajo que José Luis y Miguel y la gente que estos han ido captando han realizado para que UPyD vaya convirtiéndose en una realidad en su provincia. Gente con ganas, personas que huyen del ombliguismo de aquellos que quieren las organizaciones para hacerse fuertes en ellas, para reforzar su personalidad, para ser algo… No, nuestra gente de Zamora está apostando por transformar las cosas, por sembrar en esta parte de Castilla la semilla que nos permita introducir también aquí el concepto de ciudadanía como oposición al de servidumbre.
Y en Zamora nos encontramos pocos meses después de aquella historia que narraba yo en la campaña electoral de las europeas. “Zamora y la maleta magenta”, porque la sede de UPyD en esta ciudad cabía en esa maleta. Hoy es una sede más que digna desde la que podrán crecer y desarrollar la acción de partido.
No hay que confundir desde luego voluntad con voluntarismo, y en política hemos tenido demasiado de esto último. Pero ha bastado –y el caso de Zamora lo demuestra- con esas 2 personas empujando el carro para que muy poco tiempo después sea otra bien distinta la realidad de nuestro partido en la ciudad.
Se merecen nuestro apoyo. Por eso, cuando Miguel nos deja en esa fría noche de viernes para volver a su casa, yo me despido con un “¡Hasta cuando vosotros queráis!” Y, como se referían a un encuentro con un nuevo compañero en Benavente, me ofrezco para dar una charla en esa reunión.
“No se ganó Zamora en una hora”, dice el refrán. Las cosas son difíciles, pero más lo son si no nos ponemos a trabajar.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Preguntas y cifras

- Una media de parados del 10% en los 27 países miembros de la Unión Europea –España tiene el doble-, que según los analistas permanecerá durante largo tiempo, es algo que Europa no se debe permitir.
- Los 50.000 millones de euros que va a costar el servicio diplomático exterior europeo ¿van a servir para que por fin Europa cuente con una voz en el resto del mundo?
- Europa necesitará 70 millones de personas activas para el año 2.050 si pretende mantener sus políticas de bienestar. ¿Qué políticas de inmigración pensamos acometer?
- La iniciativa popular europea exige de 1,000.000 de firmas. ¿Cómo se va a desarrollar?

lunes, 1 de febrero de 2010

Jornada de peurtas abiertas e inauguración de la sede de Zamora de UPyD

Vengo con satisfacción a cumplir con un deber voluntariamente asumido además. Lo sabe José Luis Díez. Y no sólo lo sabe, sino que me lo ha reclamado. Y yo cumplo con mucho gusto con ese compromiso.
Todavía recuerdo aquella simpática jornada de pre-campaña electoral para las europeas, aquí en Zamora. Recuerdo una floristería que tenía un reclamo de flores de todos os colores y de un cartel magenta de UPyD, recuerdo los repartos en la calle y en una feria en que –por cierto- alguno de los políticos locales empezaba a inquietarse ante nuestra presencia y, si no estuvo a punto de avisar a la policía para que nos desalojara, le faltó poco. Y recuerdo –muy especialmente- una maleta magenta con la que me teóricamente me iría a Bruselas.
Y no. No me he ido a Bruselas, y estoy aquí, de regreso a Zamora, porque José Luis lo quiso desde aquellas fechas de la primavera del pasado año.

Pensaba José Luis que hoy podía hablaros de política internacional. Y no faltarían asuntos que contar en este aspecto: este mismo lunes recibíamos, por ejemplo, en la sede de Cedaceros a la activista saharaui Aminatou Haidar, que ha conseguido nada más y nada menos que hacer bajar la testuz de ese sátrapa de los tiempos modernos que no lo son en su país como es el rey de Marruecos, ese personaje que es a la vez, Rey, presidente efectivo del gobierno, presidente del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo y máxima cabeza religiosa de su Estado. Podríamos hablar de la pésima actuación española, al servicio de Marruecos en ese caso, hasta que se convencieron Zapatero y Moratinos de que Aminatou Haidar iba en serio, porque es una mujer que tiene convicciones y defiende su dignidad como persona –dos cosas, por cierto, de las que nuestro Gobierno ni siquiera conoce su significado.
Podríamos también hablar de Cuba. De los Castro, que tienen subyugados a Moratinos y a Zapatero, unos gobernantes que están dispuestos a ceder en materia de ayudas económicas europeas a Cuba sin que el régimen haga el menor esfuerzo por abrirse y democratizarse, que aceptan –Zapatero y Moratinos- un desaire, como el que ha sido el del reenvío a España de un eurodiputado socialista pata negra, Luis Yáñez, que formaba parte de eso que se llamaba el “clan de la tortilla”, como si no fuera con ellos ni con la democracia española, como una humillación más que sufre nuestra política exterior.

Como veis no faltan casos. Pero, utilizando los versos del poeta bilbaino Blas de Otero, “nuestros cantares no podrísn ser sin pecado un adorno”, si no me refiriera a otros asuntos.
Porque España no está bien. Lo sabíamos cuando fundamos Unión, Progreso y Democracia, pero os aseguro que no pensábamos que llegaríamos hasta este punto.
La secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín, hablaba hace algunos meses, que en estos días de 2010 se produciría la convergencia de dos hechos de importancia plus quam trascendentales -ella decía que planetarios-: la presidencia en Estados Unidos de Obama y la presidencia en la Unión Europea de Zapatero.
No será muy importante esta convergencia, como ya se va viendo con los primeros deslices del presidente español. Pero lo que sí importa a mi juicio es la convergencia de una serie de crisis de largo recorrido y que se ciernen ahora juntas sobre la escena de España: una crisis económica, una crisis social y una crisis política e institucional. Todas ellas de proporciones inusitadas.

Lo decía el gobernador del Banco de España hace escasas fechas en un foro en la ciudad de Vigo: nos falta confianza en el futuro. Y cuando no existe confianza, las empresas no invierten y no crean empleo, los bancos no prestan y las familias no consumen.
En esa comparecencia, Miguel Angel Ordoñez se refería al riesgo que tienen nuestras cuentas públicas en su deterioro si no se adoptan medidas de reforma valientes en la distribución de los gastos de las Administraciones Públicas y en el recorte de su impacto conjunto, que es lo mismo que decir a escala económica lo que en el nivel políticao consiste en embridar un Estado de las Autonomías que se ha desbocado.
Hay que acometer además reformas como las que se refieren al sistema laboral, la negoiciación colectiva y las pensiones. Hay que vincular la educación a la competitividad del país –un país que cuenta con un 30% de fracaso escolar no podrá competir nunca como una economía desarrollada y de base tecnológica.
Y hay que crear empleo, especialmente eso. Estamos en una tasa que duplica el paro de los países de nuestro entorno. Y no somos capaces de afrontar este problema con audacia. Lo han dicho 100 economistas españoles de prestigio: hay que sustituir los contratos temporales –que no traen su causa de necesidades pasajeras de empleo- por contratos indefinidos con indemnización progresiva en número de días de retribución en función del número de años trabajados.
Pero nadie piensa en las reformas estructurales. Unos –los que gobiernan- porque esperan que otros nos saquen de la crisis antes de que las reformas sean absolutamente inaplazables. Aunque en rigor ya no puedan esperar por más tiempo, y otros –los que se oponen- porque esperan a sentarse en el sillón y entonces verán qué se puede hacer con la cosa.

La crisis económica está trayendo de la mano una crisis social que apenas se apunta ahora y cuya importancia no debe quedar demeritada. Los casos de Vic y de Torrrejón, que afectan a los partidos más importantes del arco político español. En este sentido es paradigmática la respuesta del Partido Popular, que ha pretendido buscar rédito político en un terreno que yo diría que es pre-democrático, porque hace referencia a nuestra condición humana, a la dignidad que tenemos como personas. Un ámbito que debería desterrar las actitudes xenófobas, racistas, como impropias de los seres humanos, de la civilización en que se presume que nos encontramos.
Pero si el paro se está cebando en el sector de la construcción y en este resulta mayoritaria la mano de obra inmigrante, su permanencia en este país puede ser observada como una amenaza para otros trabajadores y como una incomodidad para quienes solicitan prestaciones de servicios públicos como la sanidad o las ayudas sociales.
Alguien puede pensar que se trata de hechos aislados, pero no es así. En toda Europa han proliferado las conductas xenófobas y en algunos de ellos los partidos de extrema derecha han obtenido representación parlamentaria que en determinados casos han resultado determinantes para la formación de mayorías de gobierno. Y el PP, que renunció a ser un partido definido de centro para abarcar una extensísima parte del arco político, desde la derecha más radical hasta un centro moderado, siente muchas veces –como se ha visto- la tentación de atizar electoralmente ese fuego, que si es desde luego peligroso, porque tiene ese fuego todas las posibilidades de transformarse en una hoguera, pero cuenta también con sus réditos evidentes en una sociedad que no tiene –repito la cita del gobernador del Banco de España- confianza en el futuro.

Hay una crisis política. Quizás nunca como hasta ahora la política era percibida como un problema en España. Es –según los datos del CIS el tercer problema en la percepción de los españoles.
Podríamos referirnos a la corrupción. Podríamos pensar que ese mal tiene solución en el estallido de la burbuja inmobiliaria, porque “muerto el perro, se acabó la rabia”, como dice el refrán.
Pero no es eso. El problema está en otra parte. El problema a mi modo de ver está en la deslegitimación de los políticos. Porque el sistema democrático español convierte a los procesos electorales, no es procesos electivos o de selección de los representantes –como deberían- sino en situaciones de refrendo por los ciudadanos de las personas seleccionadas por los partidos. Así, desde el concejal hasta el diputado en el Congreso lo son todos de sus partidos y no de sus ciudadanos.
Y como prueba del nueve de lo que digo os propongo un ejemplo: ¿qué votante del PP en Zamora conoce el nombre de su diputado? Dirá a lo mejor que Rajoy, ¡pero es que Rajoy no se ha presentado por Zamora!
Urge cambiar la ley electoral y con ella las bases de una democracia que lo es en España sólo de partidos por una democracia de ciudadanos. Porque no basta para que ese cambio fundamental sea posible con apostar por el paso del tiempo, porque no se aprende a ser ciudadano sólo con leer un texto en un colegio. Y si a un niño un día hay que tirarlo al agua para que aprenda a nadar, es preciso despojar al sistema de las cautelas que ha tenido durante más de 30 años respecto de la mayoría de edad del pueblo español para apostar precisamente por su capacidad de discernimiento. Dejemos de tutelar al pueblo, dejémosle que hable sin cortapisas.

Y hay una crisis institucional que no tiene precedentes. Todos los días las noticias nos presentan una versión diferente de esa crisis, que en todo caso es la misma crisis. El espectáculo que nos ofrecen Montilla y Barrera –el caso del President de la Generalitat es paradigmático, cuando era ministro apoyaba la construcción de una planta para el almacenamiento de residuos nucleares, ahora le niega la posibilidad de acogerlos a un Ayuntamiento de su región-. El PP acepta también que se construyan, pero no está dispuesto a que se aloje en un municipio presidido por su partido.
Claro que estas son minucias si las comparamos con desastres palmarios como la nunca nata sentencia del Tribunal Constitucional respecto del Estatuto de Cataluña, que diga lo que diga ya no va a resultar ni útil ni creíble.
Un escándalo de largo recorrido hace referencia al chivatazo oficial en el caso del bar “Faisán”. Un escándalo en el que la torpe manaza de la política española afortunadamente no va a poder echar tierra, porque la instrucción del caso está también en un lugar hasta donde nuestros próceres no llegan: porque se está tramitando por la justicia francesa, por la jueza Laurence Levert.
Esos casos son como puntas del iceberg de una realidad bastante más profunda: definida por un Estado de las Autonomías que –como decía antes- se ha desbocado, por una democracia de partidos que controla al poder judicial, por un sistema que se va deteriorando día a día y que en su desgaste va tropezando con el fantasma de su futuro más probable: el de su ausncia de legitimación.
Cada vez nos encontramos más cerca del agotamiento. El mismo que sentían los españoles cuando, después de ver caer los gobiernos que nombraba el abuelo del actual rey –y que a veces casi no tenían tiempo ni de ocupar los despachos de sus ministerios, por lo poco que duraban- acudió a votar en bloque las candidaturas republicano-socialistas en las elecciones municipales de 1931. Yo no sé si España se había acostado monárquica y levantado republicana aquel 14 de abril –como dijera tan desaforunadamente el almirante Aznar-. Lo que sí era cierto es que el régimen que presidía la Constitución de 1876 estaba ya muerto y los electores lo habían enterrado definitivamente.
Pasa lo mismo –salvadas las distancias- con la Constitución de 1978. Concebida como un pacto para que España tuviera éxito en la última cita de su historia con la democracia, hoy se demuestra ya como un papel que no sirve para el futuro de España. La Constitución y su desarrollo nos han dejado una democracia de partidos y un Estado de islotes cuasi independientes. La española no es una democracia de ciudadanos libres e iguales ante la ley y es a eso precisamente a lo que debemos aspirar.
Sin duda que se trata de una tarea excesiva para que la acometa un sólo partido. Pero a los pocos diputados socialistas y republicanos desalojados del Congreso por el golpe de Estado del general Primo de Rivera en 1925 les parecería improbable que les dijeran que poco más de 5 años después ocuparían los ministerios, organizarían unas elecciones y votarían una nueva Constitución.
En todo caso, nosotros estamos a lo que estamos. A actuar como creemos, de acuerdo con nuestras convicciones. Eso, y no otra cosa, es lo que se nos demanda.