miércoles, 8 de septiembre de 2010

Intercambio de solsticios (83)

Jorge Brassens daba inicio a la tercero y último del contenido de las cintas

En la época, yo puedo decir que era la reina de los espíritus porque yo lo sabía todo. Todo, todo, todo. No había nada que se me pudiera esconder.
Bueno, entonces, mi marido, pues cuando estaba enfermo así, y murió este señor, pues ya no podía hacer nada. Entonces le llevaron sus hermanos a un curandero. Y el curandero pues reveló que él no podía decir en la boca que eran mis espíritus lo que le habían matado a ese señor, y podía decir en la boca que eran mis espíritus los que, al castigarme, le habían dejado enfermo. Porque, me imagino que mis espíritus le habían advertido del peligro que corría si le obedecía. Entonces, se limitó a decir: “Llamar a su mujer, que ella tiene la solución”. Entonces, sus hermanos vinieron y me llamaron. Y cuando yo llegué ahí, le dije. “(…) tú, solamente tú procura (…) porque otra persona no puede hacer nada”. Pues, entonces, nos vamos a casa ¿no? Nos fuimos a casa. Y me dijo: “¿Qué coño has hecho conmigo?” Y yo: “Contigo, nada”.
Y este señor que era marido mío, hay que reconocer que hizo muchas cosas que… su espíritu era de una forma… Ya estaba, ya estaba cansado, ya estaba cansado. Porque mató, o mandó matar, a mucha gente. Vio matar a mucha gente. Utilizó órganos de la gente, en muchas ocasiones. Son cosas que los espíritus no aceptan. Entonces, de una forma u otra, mis espíritus no querían una persona así en mi vida, porque no podían permitir que ese señor me besara a mí después de haber, de una forma, comido a una persona, haber comido a alguien en su día. Porque ellos son muy, muy… La muerte les alegra. Pero no quieren que nadie se interponga a poner fin a una persona.
Bueno, pues yo le empecé a tratar. Y me di cuenta que yo no podía dejarlo como estaba. Y le llevé a otro sitio, de una forma participaba yo. Entonces yo le llevé al “País de las Maravillas”, como le llamo yo, porque es mi país favorito, el país de los muertos, y, pues no, no lo recibieron, no lo

recibieron a él, porque decían que, vamos que debía muchas cosas, y que no podían tratarlo. Si él quisiera curarse pues que se vaya al país de los brujos. Ahí le podían decir lo que tenía que hacer. Bueno, y él, al ir al país de los brujos, pues como ahí siempre hay juicios, pues el juicio fue con… Él suspendió, el primer juicio. Y suspendió en el segundo juicio también. Lo que, a partir de ahí, no ha vuelto a estar bien; a partir de ahí siempre ha estado de consulta en consulta, de médico a médico; a partir de ahí no ha vuelto a ser el mismo.

1 comentario:

Sake dijo...

Escucha yo voy a ciudarte pero debes saber que mereces lo que te pasa ¿te has olvidado de los sufrimientos que causaste?, pues debes tenerlos presentes.