lunes, 30 de mayo de 2011

Intercambio de solsticios (188)

- Nada –contestaba el sujeto con el que Vic Suarez se había encarado-. Es esta señora, que me preguntaba por esa persona.
Con un gesto vulgar de su mentón dirigido hacia Sidi Ben Bachat, el policía señalaba al objeto de la pregunta.
- ¿Y usted quién es? –preguntó el jefe de la brigada a la mujer de Brassens.
Vic Suarez se identificó con una cierta dosis de altanería. “Si no te respetas a ti misma, nadie te va a respetar. Menos estos”, debió pensar ella.
- ¡Ah! ¿De modo que es usted la célebre esposa de Jorge Brassens? –afirmaría, más que preguntaría el responsable del grupo.
- Sí –contestó resuelta-. Y espero que deje usted de dirigirse a mí con ese retintín.
El policía debió creer que la palabra utilizada por Vic Suarez era un insulto.
- ¡Aquí no hay ningún retintín! ¡Oiga usted, sin faltar!
Pero su interlocutora estaba lo suficientemente tranquila como para que le sacara de sus casillas aquel sujeto de tres al cuarto.
- Creo que no he faltado a nadie.
- Está bien –aceptaba a regañadientes el tipo grueso esas palabras-. Ya nos ocuparemos de ustedes a su debido tiempo…

El protocolo que tenía entre sus manos Cristino Romerales exigía en primer lugar una petición formal a su homónimo en Chamartín. Una suerte de “teléfono rojo” garantizaba una línea caliente entre los distritos de la antigua Madrid. Se trataba del resultado de la incipiente diplomacia desarrollada por los responsables de exterior de cada una de las Juntas: un éxito que, entre otros autores, se debía a Jorge Brassens.
- Quería hablar con Leoncio Cardidal –dijo Romerales a la carraspeante voz varonil que le contestaba.
- No está –contestaba esa voz casi de manera automática.
- Le llama Cristino Romerales. Dígale que es urgente.
- Se lo diré –declaró la voz antes de colgar sin fórmula de despido alguna.

- Se han llevado a Bachat –informaría Vic a su marido con la expresión preocupada.
- ¡Son unos cabrones!
- Y me han dicho que luego se ocuparán de nosotros… con esas palabras.
Jorge Brassens permanecería callado durante unos segundos.
- ¿En qué piensas?
- Nada. En que este puede ser el principio de su final.

La segunda gestión que planteaba el protocolo de actuación que Cristino Romerales tenía sobre su mesa se refería a la formación del Gabinete de Crisis. Los cargos de sus componentes figuraban en el documento. Ahora sólo hacía falta poner los nombres de sus titulares y pasar el proyecto de decreto a la firma del presidente.
Esa constituiría la preocupación del responsable de interior de Chamberí durante los siguientes minutos.

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