lunes, 18 de julio de 2011

Intercambio de solsticios (215)

- Oyeme una cosa, Cristino.
Jacinto Perdomo se dirigía al responsable de interior de la junta con su voz agrietada ya después de muchos años de combate por las causas de la libertad en España y la liberación del pueblo saharaui, que se unían a su condición de coronel del Ejército español con plaza en Africa.
- Tú dirás, Jacinto. Pero te ruego que no sea demasiado tiempo. Como sabes tengo que hablar con Cardidal –contestaría Romerales.
- No. No te voy a robar mucho tiempo. Mira una cosa –empezaría el coronel en la reserva-. Yo, como sabes, estoy bastante acostumbrado a la guerra. Ese ha sido mi cometido desde hace mucho tiempo, ¡vamos!, toda mi vida profesional. Quizás por eso… quizás por eso le tengo mucho miedo a las guerras. Uno sabe cómo entra, pero no sabe cómo se sale de ellas…
- Ya sé lo que me vas a decir, Jacinto… -le interrumpía Romerales.
- Vale. Si lo sabes, me parece muy bien. pero sólo te pido que me dejes terminar.
- Siempre que sea poco tiempo. Ya sabes que tengo mucha prisa.
- Bien. Lo que te quería decir es que cuando hay una duda sobre cómo puede terminar todo esto, lo mejor sería no empezar a hacer la guerra.
- ¿Y qué propones?
- Mira. Esta gente es peligrosa. No se para en barras. Va a por todas. Ahora se han cargado a su presidente…
- Bueno. Se lo están cargando…
- Está bien, se lo están cargando. ¿Qué les importa a ellos acabar con nosotros?
- Mi información es que no van a poder –contestaría Romerales.
- Bien. ¿Pero a qué precio? ¿cuánto nos va a costar el invento? ¿Cuántos hombres van a caer en esta guerra? ¿cuántas familias sin sustento? ¿Y qué coste va a tener eso en términos de desarrollo económico?
- Vale. Según tú tenemos que dejarles que acaben con Bachat.
- Mira. Creo que Bachat, que es un tipo que ha hecho muchas cosas bien a lo largo de su vida, esta vez la ha cagado. ¡La ha cagado, Cristino! ¡se ha dejado atrapar tontamente por la gente de Cardidal!
- No estoy de acuerdo con dejarlo a merced de esa gente.
- Tampoco estoy yo diciendo eso. Lo que propongo es negociar: que si lo sueltan les dejemos en paz.
- Pero es que hay otra cosa, Jacinto. Está la petición de ayuda que hemos recibido de Chamartín.
- Eso es otra cosa. Porque esos tienen que dar la tabarra dentro de su junta y resolver sus problemas. Así es como lo veo yo.
- ¿Y dejar que se instale ahí, justo en nuestra frontera, una dictadura? ¿No te das cuenta de que en dos días van a empezar a darnos el coñazo?
- Entonces será el momento de hacerles frente –declaró Perdomo.
- ¿Cuándo les venga bien a ellos? No, ahora, que es cuando nos viene mejor a nosotros –dijo Romerales zanjando la discusión.

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