jueves, 13 de octubre de 2011

Intercambio de solsticios (252)

- Lo que tenemos entre manos es lo siguiente –prosiguió de forma ceremoniosa equis:
- Cinco propiedades, libres de cargas, de las que son propietarios el matrimonio y la madre de María, la secretaria de Juan Carlos de Vicente…
- Además de una plaza de garaje –observaría Brassens.
- Además de eso –concedía equis-. Un matrimonio del que, el marido gana unos 1.200 euros; la mujer no sabemos lo que pueda ganar; la sociedad para la que ella trabaja tiene por administrador único a Santos, hermano del que pone la pasta y su domicilio es el que, anteriormente a trasladarse a la casa de su hermano, tenía Santos.
- Nada –observó Brassens.
- Nada o parte de un todo –declaró equis un tanto malhumorado-. Con eso desde luego no había base para meterles en el trullo, pero sí lo había para proseguir la investigación.
- Del patrimonio de Santos… -avanzaría Brassens dubitativo.
- ¡Eso es! –exclamó equis-. Eso mismo pensaron los hermanos Jiménez.
Bien –asintió Brassens-. Y el siguiente paso sería…
- Dímelo tú –sugirió equis.
- Supongo que hablar con su primo Salvador de Vicente –avanzó Brassens.
- También aciertas en este caso –concedió equis-. Lo que pasa es que los hermanos Jiménez querían que esa otra parte de la familia estuviera más impuesta del asunto… ¡Vamos!, que no se tratara de un tema en el que solamente supiera él.
- No se fiaban.
- No totalmente, desde luego –dijo equis-. Querían que Paco, o Francisco, el hermano mayor de esa rama de la familia estuviera presente.
- Ya…
- Francisco es un tipo algo distanciado del resto de su familia. Está casado con una chica cuya familia vendió su negocio y se hizo con una considerable fortuna. Él tampoco es que gane mal, pero bueno, se trata de un profesional…
- ¿Y?
- Que su familia no le tiene una simpatía enorme. Vamos que, entre la envidia y la tendencia que el dinero les daba al distanciamiento, hacían un poco rancho aparte.
- Bueno. ¿Convocaron a los dos? –preguntó Brassens.
- Sí. A través de Salvador –dijo equis.
- ¿Y qué le pareció a Salvador?
- Bien. ¿Qué iba a decir?
- Cualquier cosa. No sé, que él representaba a la familia…
- No, para nada. Salvador era buena gente. Haría la gestión.

No hay comentarios: