lunes, 9 de enero de 2012

Intercambio de solsticios (300)

Arrechea, 12 de agosto de 2004

Querida Lorsen:

Te escribo desde nuestra casa, donde siempre estás tú en todos y cada uno de sus rincones. He venido aquí ayer, con Jean-Pierre y con Bècaud. Estar con un amigo y, a la vez, cocinero es un verdadero lujo, algo que tú ya pudiste experimentar una vez y que verdaderamente te gustó mucho.
Ayer pude ver a la hija de Bècaud, que se ha convertido en una perrita muy parecida a su padre. Más pequeña que este, rubia, pero con una oreja caída y la otra para arriba y con sus mismos ojos y carácter. He recordado lo mal que te lo pasaste cuando no pudiste con Mouski, y he revivido nuevamente toda esa horrible enfermedad tuya.
Pilar está bien, aunque me ha dado una gran preocupación estos días. Con unas necesidades altas de oxígeno, otra vez. Te he pedido que si tiene que irse que hagas lo que esté en tu mano para que no sufra.
Aquí he visto a todo el clan de los valencianos que estaba comiendo en el Gárate. Las cosas siguen igual entre ellos.
Esta mañana he ido a Roncesvalles donde he comprobado el horario de misas. El domingo, que es el día de la Virgen, tengo previsto asistir a la misa de los peregrinos.
A veces no sé si me hace mucho bien escribir estas cartas, pero no puedo hacer otra cosa.

Y es que, a pesar del tiempo que ha pasado, te sigo queriendo.

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