miércoles, 11 de abril de 2012

Intercambio de solsticios (343)

- Y Alberto seguía diciendo que la venta del piso de la localidad contigua a Valladolid, y la posterior del apartamento del Barrio de Salamanca, en Madrid, solucionarían el problema a corto y medio plazo, pero que resultaban insuficientes como única medida.
- Un punto de vista diferente al de Santiago –repuso Brassens.
- Sí –concedió equis-. Efectivamente, continuaría Alberto, si hay descompensación entre ingresos y gastos no hay otra que aumentar ingresos y/o reducir gastos, pero previamente hay que saber los datos exactos del problema.
- ¿Era ingeniero, Alberto?
- Sí –dijo equis.
- Se nota. Pero perdona, continúa.
- Como primera medida, Alberto proponía ocuparse de controlar el estado de ingresos y gastos de su madre con una hoja de cálculo, sin importunarla, sólo “grosso modo”, pero para saber a qué se enfrentaban exactamente. Gonzalo, seguía diciendo Alberto, no puede asumir el cien por cien de la carga de los estados financieros de su madre, así que él mismo se ofrecía voluntario.
- Bueno. No dejaba de ser correcto lo que proponía.
- Desde luego –dijo equis-. Si es que parecía que la cosa había adquirido unas proporciones estratosféricas. Pero Alberto seguía diciendo que, en cuanto a aumentar los ingresos, creía que una propuesta realista inicial podría ser que los que vivían en Valladolid pusieran una cantidad y los que no otra, con un reparto del tipo que indicaba a continuación.
- A ver…
- Gonzalo asumiría 200€ mensuales, Eugenia podía pensar en 300 y él mismo, Alberto, asumiría la suma de ambos, es decir 500. los cinco hermanos restantes, a razón de 100€ cada uno, daría un total de 1.500, que es el sueldo de la cuidadora nocturna con seguros sociales.
- Era una propuesta práctica –dijo Brassens.
- En efecto. Pero segía Alberto con que, en cuanto a reducir gastos, a fecha de hoy él no despediría a la cocinera, y no por el costo de la misma, sino por el facto sicológico de su madre. Él proponía trabajar el asunto con sumo cuidado y ver cómo respiraba su madre, aunque no lo veía fácil de forma inmediata.
- Ya estaban con la sicología de la gente mayor. ¡si está visto que soportan mucho más que la gente joven!
- Pero no lo veían así. Otra forma de reducir gastos iba por el lado de los extraordinarios, como podía ser la boda de Leonardo, el 90 cumpleaños de su madre, las vacaciones… Que esos gastos los podían asumir los que viajaran con ella, o todos, en lo que al “cumple” se refería.
- Las vacaciones no sé, pero lo demás me suena al chocolate del loro…
- Sí. Para Alberto, de ese modo se retrasaría la venta del apartamento en el Barrio de Salamanca hasta más allá de lo que resultaría de no tomar medidas. Alberto confesaba que pensaba que todo eso no iba a resultar necesario, porque en unos pocos añós llegaría una herencia importante de su tío Juan Carlos. Esa oportunidad, a juicio de Alberto, se había esfumado y había que contar exclusivamente con los medios propios.

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