lunes, 2 de diciembre de 2013

La Garúa de Bracacielo (16)


Y la imaginación llevaría a Barrientos y a San Bonifacio a pretender un ambicioso objetivo: implicar a la Casa Real en el proyecto. ¿No apostaba la monarquía española por el mundo de la cultura? Ahí estaba la importante labor desarrollada por la Reina en ese ámbito. ¿Y no estaba la Corona con los defensores de la libertad en el Pais Vasco? También a eso se refería la presencia del Príncipe de Asturias en cuantos funerales se organizaban en favor de las víctimas del terrorismo.
Se trataba, en suma, de poner una guinda para que después viniera el resto del pastel: los inversores, patronos y patrocinadores, a quienes les encantaría sentarse de vez en cuando ante un miembro de la familia real.
El siguiente paso consistía en encontrar a alguien que tuviera una buena relación con Zarzuela. Y ese alguien bien podría ser RMF, que fuera Secretario de Estado de Interior en el primer gobierno Aznar y que recalaba en ese puesto tras haber servido en la real Casa. En aquellos momentos estaba dedicado a la actividad privada.
San Bonifacio y Barrientos le visitarían en su despacho de la calle Serrano donde les atendió con el exquisito trato en él habitual.
Después de realizadas las presentaciones y de analizar el objeto de la reunión, su interlocutor pasaría revista a los distintos componentes de la primera familia de España y sus respectivas agendas. Hecho lo cual, MF resolvía sin dudar un momento:
- Tiene que ser Letizia. Todavía no le han puesto agenda.
Y es que, por aquel entonces, Letizia Ortiz aun no era Princesa de Asturias y, en efecto, su listado de compromisos estaba aun por llenar.
San Bonifacio y Barrientos asintieron y agradecieron también la buena disposición del empresario en cuanto a dar continuidad a esa gestión.

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